1 año desde aquel amargo suceso, desde que el hombre a quien le habías entregado varios años de tu vida...simplemente jugo con ellos.
Muchas cosas habían cambiado.
Vendiste el departamento que compartías con Jin. Quedarte allí era mucha carga emocional para ti, prácticamente aquel lugar era un hoyo de los recuerdos. Siempre que estabas ahí recordabas todas las cenas y desayunos junto con Jin, todas esas veces que conversaban sobre sus sueños y futuros proyectos, las noches en donde solo eran uno.
Al principio, no sabías que hacer con el dinero. Si comprar un nuevo departamento o regresarte a tu país con tus padres, ya que el ancla que te mantenía en Seúl ya no estaba a tu lado. Solo quedaba tu trabajo.
Aún no sabías que hacer, mientras lo pensabas, vivías junto con tus padres. Tu hermana estaba tan avergonzada que se mudó con una de sus mejores amigas.
La verdad, tú lo único que podrías hacer era perdonarla. Pero eso de nada serviría ya que perdonar no siempre significa olvidar.
En cuanto a Jin, la última vez que se vieron fue el día del divorcio. Fue un día gris. Legalmente, ya no eran marido y mujer, pero el corazón no necesitaba de algo legal para dejar de amar a alguien.
Jin te aseguro miles de veces aquel día que lo que había pasado con tu hermana había sido una confusión, un capricho. Obviamente, no le creíste.
Lo poco que sabias de Jin, era que ahora vivía en las afueras de Seúl. No sabias si trabajaba en el mismo lugar o ya había cambiado de trabajo o solamente de restaurante.Después de semanas pensándolo, decidiste quedarte. Más allá de lo ocurrido, ya tenías una vida estable y no ibas a renunciar a eso solo por...eso.
Compraste un departamento más pequeño, uno que se ajustara a solamente una persona.No todo era color gris. En tu trabajo tenías bastante éxito. Tu sueldo subió y ahora eras gerente de una de las áreas de la empresa. Al fin reconocían tu trabajo.
/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/
- ¿Tienes idea de cuánto espere una cena hecha por ti? –Jimin sentado en la mesa de tu hogar.
La historia con Jimin comenzó desde el suceso. Jimin gustaba de tu hermana y al enterarse de todo, se sintió muy triste. El jamás pensó que aquella chica fuera capaz de hacer eso.
Tú y él se acercaron bastante después de eso. Se volvieron unidos en una circunstancia no muy linda, pero Jimin era una persona muy linda, tierna y comprensiva.-No es mi culpa no saber cocinar
-Pero si es tu culpa haberme prometido una cena
-Pero jamás dije preparada por mi
-Cierto –Jimin reía.
Se disponían a disfrutar de la cena mientras conversaban de lo que sea que centrara su atención.
Terminaron de comer y Jimin se disponía a salir de tu departamento para dirigirse a su casa.
-Cuídate –Jimin decía mirándote antes de irse
-Tu igual, lo necesitas más que yo
-Sé que me veo muy tierno e indefenso, pero puedo ser un león para defenderme
-Como digas –Reías– Ya vete, te quiero.
-Aw, yo igual.
Veías como Jimin se alejaba.
Cerrabas tu puerta y comenzabas a levantar la mesa, lavar los platos.
Terminabas a eso de las 8:30 pm.El timbre de tu casa sonaba.