Te Quiero Para Mí (+18) [SAP#2]

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Atlanta en
Multimedia.

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Emma.

Entro a mi habitación sonriendo al saber que Dominic está celoso, no se porque pero al verlo así de celoso algo en mi me gusto verlo así.

— Esperamos que le guste su estadía aquí en Atlanta —dijo el botones — Y otra cosa allí adentro está una sorpresa.

¿Sorpresa? ¿Será de Dominic?.

— Gracias — dije para sacar de mi bolsillo cincuenta dólar.

Cerré la puerta y camine hacia la cama mientras cargaba mi equipaje, mire la tarjeta donde estaba el número de mi habitación. Levanté la mirada y me quedé sorprendida al ver que en la cama de la habitación había pétalos de rosas esparcida en las cama.

Sonreí vaya Dominic si que me sorprendió.

Dejé mi equipaje a lado de la cama al igual que deje en la mesita de noche la tarjeta de mi habitación. Me acosté en la cama    abriendo mis brazos, tome un pétalo de rosas entre mis dedos y lo olí.

Esto están hermoso. Me levanté de la cama ya que oí que tocaban la puerta me acerque y abrí la puerta. Mire que era Dominic que traía un traje negro    se miraba tan sexy.

— Buenas noche Emma — susurró para sacar de su espalda un ramo de rosas rojas — Creo que estás rosas combinan con tu cabello y lo ardiente que te vez.

Si que este hombre sabe seducir.

— Gracias Dominic — le agradecí por el detalle de las rosas, ¿Pero como lo hizo tan rápido si todo el tiempo estaba conmigo?.

— ¿Gracias? — me preguntó confundido para entrar a la habitación. Mire que apretó los puños al ver las rosas esparcida por toda mi cama — ¿Quién te dió esas rosas Emma?.

¿Cómo? ¿No me las dió él, entonces quién?.

— ¿Cómo, no me las mandaste tu? — pregunté para caminar hacia la cama y tomar con mi mano algunos pétalos.

— Yo no he mandado nada Emma — ¿Quién demonios puso esas maldita todas?.

— ¿Si no fuiste tú quien las puso ahí?.

El negó y se acercó a la cama mire con atención sus movimientos, y me sorprendí al ver que empezaba a lanzar los pétalos de rosas por todos lados dejando la cama limpia, mire que tomo sus rosas rojas y empezó a espaciar los pétalos.

— ¿Pero qué haces? — pregunté.

— ¿Qué, qué hago?, Boto esas rosas y pongo las mía.

Lo mire coqueta y me acerque a el. Mire de reojo que la puerta de la habitación estaba entre abierta, Dominic me tomo de la cintura y me pegó más a el.

— Está noche te quiero hacer mía, Emma — me susurró con su voz grave cerca del oí. Para de pues morder el lóbulo de mi oreja.

— Dominic — gemi cuando bajo sus besos a mi cuello — ¿Qué... Haces? Detente — dije para tirar mi cabeza hacia atrás cuando sentí que tocó mis senos descaradamente. Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo cuando metió su mano en mi pantalón y empezó a estimular mi clítoris.

— ¿Qué pasa Emma ahora no quieres? ¿Por qué quieres que me detenga si estás excitada? — me preguntó para restregar su erección.

— Quiero que te detengas porque mi padre está en la habitación que está a lado de la mía — el sonrió para tirarme a la cama y acariciar mis piernas.