Al principio pensé que moría, que no podría con aquella situación. El dolor era tan grande y mis ganas de negarlo tan tozudas que yo misma me destruía sin darme cuenta. Hay veces que una situación dolorosa puede hacerte cambiar para bien y darte cuenta de cómo eres en realidad, darte cuenta de que nunca te has conocido realmente. Tardé en darme cuenta pero ahora sé que, por muy malos que fueran los medios, el entrar en ese mundo me hizo un gran favor a pesar de pensar que moría cada día. Me hizo vivir. Y eso nadie podrá hacérmelo negar jamás.