Esto es una guerra y nadie se salva en ella.
Marcos
—¿Y? —observo la escena delante de mí
—Son de la beretta, señor —informa Lorenzo parándose a mi lado
—Bien —suspiro—. Pasen reporte completo —exijo al aire, esperando a que alguien responda
—Todos los muertos son militares, señor —habla uno de la seguridad Santorini—, la seguridad de ambas familia están completos, heridos pero completos.
—Recojan el desastre, envíen los cuerpos a Alemania y salgan de aquí —ordeno dando media vuelta e irme.
Me dispongo a salir de ahí, el aire que respiro me quema los pulmones, la ropa está asfixiándome y siento que me mareo. «Shawn». Es lo que pienso cuando las imágenes me pasan como carrete en la mente. Lo crié y lo vi crecer, se le enseñó lo mismo que a los demás, le tomé amor y estuvo conmigo hasta que su madre decidió llevárselo de aquí para terminar así, muerto.
A veces me pregunto porque mierda me emparejo con mujeres así. Soy susceptible o propenso a buscarme mujeres sin el sentimiento de madre. Por culpa de esa sucia puta mi hijo está aquí, lleno de balas hasta en el culo, asesinado a mano de su propia hermana.
Son asesinos, sádicos y sanguinarios pero nadie es peor cuando te declaran la guerra y vienes lleno de venganza, odio y rencor. No aprenden a escoger sus contrincantes, debieron analizar bien el panorama para realizar tal hazaña y salvarse del diablo que ha vuelto a pisar Sicilia pero no, al parecer el intelecto de aquella mujer se evaporó de su ser y prefiere irse con todo antes de sopesar los resultados de sus misiones.
—Lucrecia no ha dado señales de vida —avisa Lorenzo—. ¿La buscamos?
—No, está claro con quién está —respondo subiendo a la camioneta y este sube al puesto del piloto
—Señor, hay otro problema —informa mientras conduce por las calles de Sicilia
—¿Que puede empeorar este día?
—Su hermano
—¿Que hizo Vincenzo?
—Que no hizo, es mejor decirlo así —dice con sarcasmo—. Lleva varios días de fiesta, se ha visto como regala la mercancía y despilfarra el dinero sin miramientos —lo que me faltaba tener que lidiar con mi hermano
—Bendito sea el Creador, no puedo ni pensar como asesinar a la perra de la madre de mi hijo en paz, tampoco llorarlo —espeto con ironía
—¿Llorar? ¿Usted? —murmura burlón—. Disculpe pero jamás lo he visto llorando y tampoco lo veo muy afectado por la muerte de Shawn
—Y nunca me verás llorando, Lorenzo —afirmo—. Shawn tomó una mala decisión al venir aquí y enfrentarse a Lucrecia sabiendo qué podría estar en modo bestia, la culpa es suya y de su madre que lo envío a una misión suicida —comento porque es la verdad—, pero no quita el hecho de dolerme su muerte. Lo crié como a un hijo.
—Lo entiendo, tiene razón —dice—. ¿Vamos a Florencia?
—¿Cómo haces para leerme la mente? —respondo sarcástico
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Reina Italiana [En Edición]
RomanceLibro I de la trilogía deseo, peligro y perversión. "Una pequeña convertida en el Diablo y un demonio dispuesto a quemar el mundo junto a ella. Entre el 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 y el amor habrá mucha codicia y traición. Mientras vivan en un mundo criminal deberán...