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El diablo va en busca de su demonio

Lucrecia

Me establecí en su totalidad en la villa Vecchio hace tres días. Fueron días largos y extenuantes, sin contar todo lo que jode Fiorella, me tiene harta. Se cambió todo el personal de seguridad —exceptuando los que tienen años en la familia y el Triángulo— y se realizó los traspasos correspondientes para ser la apoderada totalitaria de los negocios. También se habló algo sobre la coronación aunque esto deberá esperar, está muy reciente mi llegada y quiero enfocar mi mente en lo que ahora importa.

Papá no estuvo de acuerdo cómo era de esperarse pues aunque es el responsable de toda ésta situación él se cree el superman de los Vecchio y arriesgaría su vida hasta el fin con tal de mantenerme a salvo, a mamá —aunque no debería— y a mis hermanas. Lamentablemente esto ya no es decisión suya, es un  problema puesto en mis hombros y soy quien debe salir a dar la cara de ahora en adelante con respecto a todo este dilema.

El resto de la familia y socios estuvieron de acuerdo con el cambio, después de darle vueltas y vueltas, demostrarle mi capacidad me molesta pero cuando es necesario lo hago. «Descansa en paz Mark» fue el hacker otorgado por los americanos, ni modo le tocó morir y ser reemplazado. Del resto ya he trabajado con los demás del equipo en repetidas ocasiones, nos manejamos de buena forma y tienen buena disposición con los nuevos proyectos. Más les vale porque los «no» ya no son aceptados, por mi parte por lo menos y lamentablemente es la única opinión que cuenta ahora.

Al finalizar las reuniones pertinentes, volvimos a la mansión y fuimos directamente al patio para almorzar bajo el sol siciliano. La mesa está puesta bajo la terraza, el olor de la comida me golpea cuando estoy cerca e inhalo profundo, sonriendo a causa de las sensaciones por ese simple hecho. «Extrañaba la comida italiana». Papá aún sigue incómodo por las decisiones y en como estoy manejando todo desde mi llegada, sin embargo evita refutar mis acciones, mucho menos en público. Ariana está tratando de animarlo comentándole sobre su fiesta de la mayoría de edad y presentación a la sociedad criminal. De cierto modo me siento feliz por volver a tener estos momentos de felicidad aunque Fiorella figure en ellos.

—¡No todos los días cumplo 18, papá! —rueda los ojos cruzando los brazos y haciendo un puchery

—Haremos una pequeña reunión con la familia, puedes invitar a Carol y Giancarlo —le comenta comiendo un bocado de carne

—Marcos, quiero una fiesta al estilo Kardashian —hace puchero—. Derroche, alcohol, lujos. Todo extravagante, ¿que te cuesta darme lo que quiero? ¡Por Dios! —dice molesta. Todos nos partimos de la risa, «tiene razón».

—¡Oh, la princesa Kylie Jenner se molestó! —bromea Verónica haciendo muecas y riendo. Ariana le saca la lengua y el dedo corazón.

—Hey, esas señas están prohibidas en la mesa —interviene Fiorella luego de darle un sorbo al vino blanco.

—No podemos darnos ese lujo, cariño. Ya sabes todo lo que está pasando aquí...—comienza a explicarle papá, deteniéndose cuando se mete un trozo de carne a la boca.

—¿Que está pasando? —inquiere mi hermanita—. ¿El hecho de que Lucrecia haya vuelto? Lo siento papá pero no es mi problema, es tuyo por jugar ese jodido juego —pone los ojos en blanco golpeando la mesa con su puño. Papá cierra los ojos e inspira pesadamente.

—Otra mala palabra y te levantas de la mesa —reprende mamá.

—No podemos Ariana, por favor —insiste papá casi entre dientes aguantando la vergüenza causada por las palabras de su hija

—¿Como que no? Por supuesto que podemos —afirmo luego de probar varios bocados. Todos en la mesa colocan su atención en mí—. Revisé los balances económicos, estamos en el mejor auge de todos los tiempos, podemos permitirnos esto y por mí no hay problema, nadie vendrá a tocarme porque ya me encargué de infundir mis métodos si se toman la osadía de atentar en mi contra —afirmo, dándole un largo sorbo a la copa de vino—. Debemos seguir leyes de la mafia, Marcos. Somos la familia principal y debemos ser el ejemplo —añado al verle el gesto fruncido.

Reina Italiana [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora