10.

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Tan hermosa como un ángel, tan peligrosa como una bestia

X

—Señor ¿que hará con ella? —preguntó preocupado al ver mi expresión

Guardé silencio, contemplándola. Su cuerpo sobre la cama, el cabello rubio esparcido por la almohada, su pecho sube y baja con ligereza mientras el aire sale de sus labios entreabiertos. Se le ve tranquila, relajada. Casi como un ángel. Así puede apreciarse mejor su belleza.

Quién diría que la belle au bois dormant¹ es una asesina desalmada, sin corazón. Una bestia la cual hay que adorar o asesinar pero jamás subestimar.

Reconozco que los años alejada de la locura familiar la hizo así, además del chip Vecchio impuesto por Aurelio y Marcos. Lamentable pérdida para el mundo, Lucrecia sería la mejor ficha del ejército si su lucha fuera en contra de quienes le han jurado esa falsa lealtad. Decidió vivir la venganza, dejarse corroer por las estupideces de esa familia tan tóxica. La maldad destella en su mirada azul, empañando la belleza de esos ojos cautivantes.

Suspiré retirando la mirada de ella, caminé hasta la ventana abierta con vista al jardín y pensé: ¿como diablos voy a terminar la misión así?

—No lo sé —reconocí, derrotado—. Estoy la fina línea entre terminar el trabajo al que vine o aliarme a sus convicciones

—¡No! —gritó, horrorizado—. Entiendo, las fotos mostradas en el campamento no le hacen justicia a su belleza en realidad, en persona es otro cuento y reconozco el porqué de su locura por ella pero sino la mata, ella lo hará con usted —murmuró.

Sonríe con desgana ante de su confesión. Todos se vuelven loco con su belleza y el cuerpo divino, pensé. Le di un sorbo al café, calculando mi jugada. ¿Que haré contigo, Lucrecia?

—Tomaré una sabia decisión
—respondí para calmarlo—. Ya se le pasará la anestesia, llévala al calabozo y encadénala

Salí de la habitación seguido de Iván cargando en sus brazos a Lucrecia. Bajamos al calabozo, al
donde la tendré hasta resolver que hacer.

Cuando ejecuté el operativo tenía la idea clara de querer llevarla ante la justicia, pero no conté con el sentimiento por ella aún vivo dentro de mi corazón y piel. Los años de no haberla visto en persona pasaron factura y verla cómoda con ese hijo de perra me hicieron colapsar.
Aún sigo sintiendo este deseo que se desató hace tanto tiempo cuando jugábamos con fuego bajo el mismo techo.

Vivir con el pecado bajo el mismo techo no era lo más sano, la lógica se me nublaba cada vez al verla y la decencia se hacia a un lado cuando probaba sus labios. No hay normalidad mientras se vive bajo en las paredes de la mansión Vecchio. Es por esto, una de las tantas razones, para haberme ido.

La hermosura de las niñas Vecchio es un atractivo heredado genéticamente, iniciando con Fiorella, la señora del mal. A veces pensé que aquella mujer no podría ser tan cruel y despiadada pero me equivoqué muchas veces, al estar cegado de la inspiración, atención y amor recibido por ellos. Heredé la sed de poder y ambición, al ser adoctrinados bajo sus ideales de vida.

Ahora heme aquí, volviendo luego de años. Motivado para vengar la muerte de Shawn, repitiendo la historia de la familia pero sin contar con este maldito sentimiento aún arraigado en mis entrañas.

Dejé el tiempo pasar para que el efecto de la dosis abandonara su cuerpo. Tiempo invertido en la laguna mental, en este caos entre la razón y los sentimientos.

¡No soy así, joder!

Todo el tiempo invertido para fortalecerme, para ser una roca impenetrable, para apretar el gatillo sin que me tiemble el pulso y solo bastó volver a ver esos ojos azul para destruir la coraza.

¡Dios! ¿Que clase de hechizo hace ésta mujer?

Iván entra, luego de tocar la puerta, para avisarme que ya despertó y está preguntando por mí. Suspiro profundo. ¿De verdad quiero verla? Estoy descolocado con lo que me hace sentir, ni mi esposa me ha hecho sentir así, la quiero pero no es ella, no es la diosa siciliana.

«Y una puta en la cama», añade mi subconsciente

Sí, una loca haciéndote lo que quieras. Llevándote al éxtasis tantas veces, haciéndote dudar de si es cierto lo que vives con ella en esos momentos.

Arrastro los pies por el pasillo al calabozo. Muy de cerca me sigue Iván, Leonardo y Gaetano con las armas preparadas por cualquier eventualidad. Me obligué a enfrentarla, colocando los muros nuevamente, esperando no sucumbir ante ella.

Entramos a la habitación, ella está de frente a la entrada,  encadenada de muñecas y tobillos. Está sentada de rodillas, con los brazos extendidos por la presión de las esposas y cabizbaja. Al escuchar nuestros pasose acercándose a ella, eleva su rostro mostrando una sonrisa siniestra.

—Queridito, se me están entumeciendo los deditos. ¿Me sueltas, por favor? —hace esa expresión del gato con botas, inspirando ternura y tristeza

—No —suelta Iván

—Amor —habla para mí—. Je t'attends depuis longtemps mon frère tiene la mirada fija en la mía

—¿Por que lo hiciste? —fue lo que pude pronunciar

—Agh, dale con eso rueda los ojos—. Están comenzando a cansarme con el tema —advierte divertida—, pasaría tarde o temprano amore, lo sabes...

—Quiero oír el porqué Lucrecia, él no merecía morir —espeto con dureza, recibiendo de vuelta una carcajada

—Falló a nuestra familia —arquea la ceja—. Estaba cazándonos y nos mataría a todos, incluyéndote, porque eres un eslabón débil —suelta—. Lo mismo hará Daniel ahora que Shawn no está, así que prepárate.

—Él no haría eso —frunzo el ceño

—Lo está engañando señor —susurra Iván a. mi oído—, no se deje envolver

—¡Por Dios! ¿Engañarte? Increíble, eres tan iluso. Un niño de tres años tiene más inteligencia que tú —espeta con desdén—. Él odiaba a nuestra familia más que tú o yo, por todo lo que vivió. Claro que lo haría —asegura

—No lo conocías —defiendo

—Estas cegado por el amor que le tenías...—insiste

—Por supuesto que no —aclaro—. Viví con él por mucho tiempo y sé la clase de persona que fue.

—Aurelio crea bestias —susurra llenándose de impotencia—. Marcos las pule —sus ojos se llenan de lágrimas—. ¿Has visto nuestros alcances? —chilla, liberando el tormento por sus mejillas

El corazón cae a mis pies al ver el dolor contenido en esa mirada hipnotizante. Claro que lo sé, somos unos sociopátas por culpa de la educación de esa infernal familia.

—Somos unos asesinos —grita desgarrándose la garganta—, unos asesinos...—vuelve decir en un susurro, convulsionando de los sollozos

Baja la cabeza dejando caer las lágrimas al suelo, volviéndose a la posición inicial, viéndose tan vulnerable y rota.

—Déjenme solo —pido al acercarme a ella

—Pero señor...—elevo la mano mandándolo a callar

—Quítenle las cadenas y déjenme solo —chasqueo

Mis hombres de mala gana cumplen con mi orden, con miedo avanzan hasta ella para quitarle los grilletes, dejando caer sus brazos a los costados y luego salieron, abandonando el calabozo.

Ella mantiene la misma posición cuando rodeo con mis brazos su anatomía, poco a poco reacciona a mi gesto y se aferra con fuerza. Sus brazos rodean mi cuello, atrayéndome mucho más. Su rostro encajado en mi cuello me recuerda las noches de pasión,  mezclando nuestros alientos, a punto de rozar nuestros labios...

—Mátame si deseas desaparecer este ciclo de venganza...—susurra antes de cerrar el espacio en la unión de nuestros labios

***
¹ Bella durmiente

Reina Italiana [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora