12.

1.4K 140 41
                                    

¡Lo mío es mío y nadie puede tocarlo!

Al siguiente día del secuestro...

Eros

—¡Como pudieron dejar que esto pasara! —gruño, lanzando las cosas de la mesa hacia el suelo

—Señor...—lo apunto con el arma y le disparo entre las cejas

Todos me ven. Nerviosos y cagados. ¡Son unos malditos estúpidos! Descuidarse de esa manera sabiendo que nos respiran en la nuca Daniel, Giuseppe y un montón de petardos pendejos.

«¡Señor dame paciencia!» digo para mis adentros mientras froto mis sienes. «Porque me das fuerza y los mato a todos. ¡A todos! Grandes hijos de putas».


—Dejaron a ese animal llevarse a mi mujer —siseo— ¡Mi mujer! —golpeo con el puño la mesa

Asrail eleva la mano pidiendo la palabra.

—Disculpe señor pero no quitamos un ojo de encima al perímetro...—lo corto

—Las excusas déjalas para tu esposa la preñada —digo tajante—, muevan el culo a buscar su paradero —ladro.

Todos salen casi corriendo como maricas de la oficina, al tiempo que caigo sobre la silla tocando la venda de la herida. Por suerte la bala me rozó y fingí estar muerto si quería salir vivo de allí.

Fue claro que Giuseppe no lastimaría a Lucrecia, son hermanos, el es él que más la adora, un tanto extraño y extremista pero por mucho que le tenga rabia por haber asesinado a Shawn, no le tocaría un pelo.

Marlon es el único dentro del despacho, de pie al lado de la puerta, en silencio. Me observa y yo a él. Está queriendo gritar mil cosas pero sigue con los labios sellados, como una estatua. Me froto las sienes con la mano izquierda apoyada a la oreja de la silla mientras la otra descansa sobre la herida.

—Habla —ordeno sin ganas

—Usted es un estúpido —elevo las cejas en sorpresa—, sabía que Giuseppe Alessandro ésta a la captura de su hermana y con usted ahí ganó la lotería doble. Por lo menos la bala solo le rozó —pausa—. ¿Sabe cómo pagaríamos años de lealtad ante los ojos de su padre? —es su turno de arquear la ceja.

—A la mierda Aristóteles —murmuro

—Si, a la mierda porque usted no tiene que perder. Bueno sí, a ella. Pero ni siquiera ha podido casarse con esa mujer y ya se volvió loco —espeta—. Además de dejarse vencer por un estúpido.

Resoplo...

—No me he dejado vencer —afirmo, molesto

—Hay mucha historia dentro de las paredes de esa fortaleza y usted deberá aprender sobre ella —dice removiéndose incómodo

—¿A que te refieres?

—Son enfermos, señor. Allí hacen de todo lo que se puede imaginar —frunzo el ceño. «¿Enfermos?» Todos lo somos incluyéndome, fui diagnóstico con psicopatía desde pequeño

—Al grano, Marlon.

Inicia con el relato remontándose a los primeros hijos de Marcos con dos mujeres las cuales huyeron de él porque Fiorella les arruinó la vida, dejando así libre el lugar de la señora Vecchio, de esto se aprovechó y se posicionó como tal ya que fue aceptada por Aurelio Vecchio y Tamara Harris, padres de Marcos. Éste con el tiempo fue viendo la capacidad y sadismo que ella contiene, además de la belleza inigualable, muy llamativa a la vista de otros hombres (quienes terminaron muertos por haberse fijado en ella) y así él cayó rendido a sus pies. Ambas familias sellaron el pacto con el matrimonio de la pareja y al cabo de unos meses dieron la noticia sobre el embarazo de Lucrecia.

Reina Italiana [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora