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Si nos vamos a quemar en este juego, que sea juntos

Abu Dhabi
Mansión Al-husayni

Lucrecia

El vuelo fue terrible...para mí, la mitad del tiempo estuve mareada y la otra vomitando todo lo que ingería. Esto es una tortura china, me siento de lo peor, enferma y débil, dos palabras que no pueden estar en mi vocabulario en estos momentos. La CCFE se nos viene encima cada que ve la oportunidad, nuestros hombres se preparan todos los días, las reuniones son constantes y los ataques a otras centrales van marcando puntos en el tablero.

Lo único que falta es cerrar el trato con los árabes para darle inicio al ataque a la central principal en Alemania. Se debe destruir desde los cimientos el "problema". Con el armamento de los rusos e iraquí, más el grupo de insurgentes de Sharaf y Memet ya seremos el grupo criminal más grande de la historia. Uniendo fuerza entre criminales, se hace el peligro mayor y la CCFE se vendrá abajo con la baja de tantos soldados.

Ya es de noche cuando pisamos suelo musulmán. Por respeto Verónica, Betty y yo nos cambiamos por prendas conservadoras ya que la cultura así lo amerita. Como siempre la que tuvo quejas sobre eso es Betty, le gusta el exhibicionismo y llamar la atención pero Sharaf se enfrascó en una calurosa discusión con ella, obligándola a usar ropa adecuada para la ciudad.

Reímos cuando él la desafío a usar hiyab para cubrirse todo el cabello, lo cual aceptó porque para tercas, está ella y no sé deja "dominar" por nadie. Así que, lo primero que hicimos al llegar fue ir a una tienda donde venden trajes típicos de la cultura. El lugar es bastante elegante, mucho diría yo. Las dependientas corrieron al ver a Sharaf, Memet y Amin entrar de primero al lugar, pegándose a sus cuerpos como moscas.

—Señor Al Muhammad, bienvenido —lo recibe con coqueteria— ¿en qué podemos ayudarlos?

Con una sonrisa deslumbrante, se zafa del agarre de la mujer con sutileza y se mueve a un lado para señalarnos pero no pudo pronunciar nada porque fue interrumpido, adivinen por quién...

—Mi esposo dijo que aquí conseguiremos los más bonitos hiyabs —desliza su mano engandose al de Sharaf, quien la observa con un atisbo de sorpresa en su mirada pero no la contradice- como una buena esposa, debo complacer a mi marido, adaptándome a su cultura -le sonríe abiertamente a la dependienta

—¿Su esposa? —la incredulidad mancha su tono de voz

—Por favor, todo lo que pida, lo coloca a mi cuenta

Las mujeres asienten aún incrédulas, la rubia coqueta mira de arriba abajo a Bettany con petulancia y nos indica el camino a una estancia más pequeña donde se encuentran las prendas y joyería. Cada dependienta se acerca a una de nosotras mostrando una variedad de hiyabs en distintas tonalidades. Escojo uno color fucsia, me lo pruebo y al verme bien en el espejo, decido llevarlo. Veronica elige uno azul y Betty uno morado junto a un collar y brazalete a juego.

Otra chica nos informa de parte de los árabes buscar un vestido acorde a los hiyabs ya que tendremos una cena con personas de su comunidad y son muy tradicionales. Opto con un vestido anaranjado y tacón aguja en la tonalidad del hiyabs. Veronica lo combina con un traje blanco y Bettany un vestido negro. Cuando envolvieron las prendas y entregaron las bolsas, salimos del lugar.

Fuimos directo a casa de Amin dónde nos recibe el servicio, ubicando nuestras pertenencias en las habitaciones que nos corresponden. Como buen anfitrión, Amin nos da un pequeño tour por su mansión, indicando que es cada puerta, donde entrar y cual área está restringida. Al terminar cada quien se fue a su habitación, estamos agotados y pasear por el centro comercial fue gastar el último cartucho de energía.

Reina Italiana [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora