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Tu veneno recorre mi cuerpo, no sabes cuánto te odio por eso

Daniel

Fui a Grecia exclusivamente por Giuseppe, en contra de mis jefes pero con el apoyo del grupo selecto de mercenarios. Ahora regreso solo con dos soldados, el que conduce el bote y el otro quien sutura la herida de bala propiciada por la loca de Gail.

La rabia está consumiendo todo desde adentro, los nudillos magullados están blancos de tanto que aprieto el puño y los dientes rechinan por la fuerza que ejerzo al cerrar la mandíbula.

Ya se lo que me espera al pisar Alemania, los regaños por hacer una misión suicida para rescatar a un traidor insurgente de la CCF, el soldado descarriado enamorado de la maldita vagina de Lucrecia. Para ellos, él es una causa pérdida. Para mí, es mi hermano, sangre de mi sangre y si se metió a la boca del lobo fue porque estuvo de acuerdo en ser el otro infiltrado en la mafia.

Pero como lo acaba de decir mi "padre", sigo subestimando al enemigo y no se elegir al contrincante. Planificamos la misión, creamos las respuestas a las posibles dudas que generaría la aparición de Giuseppe, se nos hizo fácil seguirle los pasos a Lucrecia, llevar a cabo su secuestro solo fue otro movimiento, ya sabíamos cómo reaccionaría ella y era valiéndose del sexo, así se le enseña a la mujeres de la mafia a actuar, a parte del entrenamiento militar/criminal.

Sé que enviarlo era riesgoso por los posibles desenlaces, él sigue enamorado de esa perra y no sabía si ella también continuaría con esa rara obsesión por coger con él, aún así tomó en sus manos la batuta de la misión y jamás volvió, algo positivo pero al mismo tiempo negativo, por lo que tuve que valerme de mi cercanía a Ariana, algo que no quería hacer, para volver a acercarme a mi hermano y asegurarme de que estuviese bien, y lo estaba hasta hace unos días cuando sucedió el ataque masivo a las capitales mafiosas. Pero el detalle, ese estúpido detalle dónde nadie, maldita sea, NADIE me dijo que enviaron a la inepta esposa de Giuseppe a la misión y todo se jodió. Desde entonces las pérdidas de soldados ha sido un poco, bastante, significativas para el ejército selecto Alemán y ahora la desaparición de Giuseppe, acto que me hizo entrar en desesperación porque ya me imagino lo que están haciendo con él.

¡Lo están torturando hasta matarlo!

Me siento estúpido, enojado, rabioso. Decepcionado de mí mismo por haber actuado con el corazón en la mano, con la debilidad por delante y no como el soldado hijo de puta, el cual tiene sobre sus hombros toda una misión suicida con el fin de acabar con la mafia, sin revelar mis verdaderas intenciones, solo por "buscar" a un hombre que quizá esté vetado del CCFM por ser un gran idiota.

(Comando Central de Fuerzas Mundiales)

El cólera me invade cada célula, cada porción de oxígeno y cada segundo de la miserable vida que estoy llevando, es tan grande que ni siento cuando extraen la bala, me suturan la herida y colocan la intravenosa en mi brazo. Solo en ese momento dejo de pensar en retrospectiva sobre la noche, lo que ha sucedido y en como llegué hasta donde estoy en este momento, por la pesadez de mi cuerpo.

Agua fría y una tremenda bofetada me hicieron abrir los ojos y saltar de dónde estuviese acostado. Restregué los ojos con fuerza, parpadee un par de veces y miré a quien se le ocurrió la idea de despertarme de tal forma, encontrando a la cara de perro de mi superior.

—Llévate tu cara de vieja a otro lado —lancé, volviendo a subirme medio adormilado a la cama, cogí la sábana, me arropé y cerré los ojos dejándome vencer por el efecto de algún sedante o que se yo pero se siente bien

Volvió a lanzarme otro vaso de agua fría y salté nuevamente en la cama, quedando sentado mientras limpio mi rostro.

—Pero bueno, ¿que te pasa? —le dije molesto—. Vete, no te quiero ver —espeté molesto.

Reina Italiana [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora