*Narra Javier
Cuando ella salió por esa puerta, mi corazón se achico. No puedo describir lo que siento por ella. Es la única mujer a la que he amado con todo mi corazón.
Llore, es difícil aceptarlo como hombre. Pero es la realidad. Dije cosas que jamás pensé. Estaba tan molesto conmigo mismo. Herí a la amor de mi vida. No la apoye de la manera correcta, ahora ella esta no se dónde. Sabía que no se iría a Europa. No después de lo que pasó.
Luego de que cayo la noche, tome las llaves de mi auto y llame a un viejo amigo. Eric Mathews. Estudiamos juntos en la universidad y hacíamos cosas locas. Lo recojo en su casa y nos fuimos a un Bar cerca de la playa. Estaba despechado. Que más da si me doy unos tragos.-¿Que te hizo tu mujer que te tiene tan mal?.- Pregunto Eric. El era muy parecido. Tenia el pelo castaño y ojos color gris. Todas las chicas se morían por el. Incluyendo a veces a Lucía.
- Mejor pregunta que le hice yo.- dije mientras daba un sorbo a mi cerveza.
- Bueno amigo, ¡alégrate! Las mujer son un mundo aparte. Es un problema todo lo que con ellas tiene que ver. ¡Vamos a beber!- dijo el dándome palmadas en la espalda. Pidió otras 2 cervezas. Esta noche era para licor solamente. Yo no tomo con regularidad, pero cada vez que lo hago, me emborracho muy rápido.
Llame a Lucia. Ella se había llevado a Damián. No podía separarme de el así por que sí. Le dije cosas que no estaban cuerdas según Eric. Recuerdo que bailamos, varias chicas se me acercaron. Todas con cuerpos atractivos y trajes que dejaban mucho que desear. Una chica de traje amarillo se me acerco. Tenía un cuerpo hermoso. Sus labios eran seductores. Era toda una belleza. Se acercó a mi, muy cerca diría yo. Me hablo al oído.
- Oye Guapo, ¿quieres pasar la mejor noche de tu vida? - Hacia movimientos eróticos. Era cómo tener una de las modelos de Playboy en vivo y a todo color.
Yo no estaba en control de mi cuerpo. La bese descontroladamente. Hacia mucho calor, habían muchas personas.-Ven conmigo- Dijo ella mientras me halaba hacia las escaleras. Creo que eran unos cuartos. Casi no recuerdo. Había una cama, ella me tiró sobre el colchón. Se abalanzo sobre mi. Creo que sí pudiera ver su nombre en su frente diría "pecado".
Nos besamos intensamente, desabroche su traje amarillo. Dejando ver así su ropa interior. Me detuve por un momento. Me acorde de todas la noches que he pasado con Lucía. Esas noches eran de amor. No de algo pasajero. ¿Qué estoy haciendo? Estoy siendo infiel.
- Chica del traje amarillo...- dije mientras la bajaba de encima.
- Llámame Stacy- dijo mientras se relamía los labios. Dios, ayúdame en esta ¿si?
- Escucha, eres hermosa y todo eso pero estoy casado. Mi mujer esta embarazada y tenemos un hijo de 3 años. Perdón pero la amo. -Dije mientras me abotonaba la camisa.- puedo cumplierte físicamente, pero no emocionalmente-
- Oh, entiendo. ¿Y por que estas aquí y no con ellos?- pregunto ella.
- Por tontos que somos, nos amamos pero dejamos que el orgullo nos separara.-
-Búscala, aveces las mujeres podemos ser un poco.... Drásticas.- dijo ella haciendo una mueca. Sonreímos.
- Perdón, Chica del traje amarillo. Te daré algo mejor.- salí de el cuarto y busque a Eric. Estaba tan borracho que bailaba con la pared.
- Mira, en el segundo piso hay una chica semi-desnuda esperando por ti ¡corre!- dije mientras lo llevaba por las escaleras.
- ¡si! ¿Es linda?- pregunto el, estaba en un super viaje.
-sólo ve.-dije metiéndolo en el cuarto.
Salí de aquel bar. Trate de buscar mi auto. No sabía ni donde estaba parado. Busque con la alarma hasta que escuche a lo lejos mi camioneta. Me subí a ella como pude y pensaba en lo que casi hacia. Esa mujer casi hace que cometiera una infidelidad. Yo me siento tan poco hombre. No sirvo.
Encendí mi auto y me dirigí como pude a mi casa.A la mañana siguiente, mi cabeza parecía que iba a explotar. No creo que tomar tanto fuera una buena idea.
Me duché con agua fría, dicen que eso ayuda con la resaca. Me vestí con una camisa verde y unos pantalones cortos. No tenía fuerza ni para vestime formalmente, como siempre lo hago.
Me hacia tanta falta mi Lucía, y sobretodo Damián. Se que mi aún esposa no querrá hablar pero Damián no tiene culpa ninguna. Me hace tanta falta. Aunque sólo haya sido un día lo que no estamos juntos. Necesitaba llamar a Lucía para poder ver mi hijo. A la primera no contestó. Pensé que no me volvería hablar. Le volví a marcar y por gracia de Dios me contestó.
Me disculpe por las palabras incoherentes que había dicho, acordamos que recogería a Damián y lo llevaría a la casa de mi madre. Estos términos que puso Lucia para no vernos me daban mucha risa. ¿Qué le costaba encontrarnos y hablar?. Claro, todas las mujer quieren drama.
Fui a casa de mi madre, allí me encontré a Lucía. Se veía tan bella. Y pensar que casi cometo una estupidez. Hablamos y ella no quiso tocar el tema de la separación. Muero por besarla.
Yo tendría la dicha de nombrar a una de mis hijas. Me gustaba el nombre de Joanne. Tiene la J de Javier y el Anne de mi abuela. Ya que Lucía había nombrado a Stephanie por su abuela.
Sabía que se estaban quedando en la casa del campo. No me sentía cómodo sabiendo que el espacio allí es limitado. Damián merece tener su cuarto. Allí, intercambie llaves con Lucia y espere a que Damián regresara.
Mi madre confeccionaba un pastel.
- Amor, dale un beso a esta vieja.- Dijo ella mientras mostraba su mejilla.
-¿Cómo estas mamá? - dije besándola. Ella no siquiera paro para hablarme. Jackeline era así. Muy concentrada en lo que hace.
-Estoy bien, ¿y tu?
- Bien con un poco de dolor de cabeza pero bien.-
-¿estuviste tomando?- pregunto ella.
- Si, un poco ....-dije entre dientes. No quería que estuviera sermoneando.
-¡ay hijo! Cuando aprenderás.-
-Ya mamá. Estoy bien. No hay problema.- dije mientras me sentaba en la sala.
Damián entró corriendo y me brinco encima. Estaba tan emocionado. En ese momento me di cuenta de lo importante que soy para él.
Creo que aunque Lucia y yo estemos separados, hay cosas más importantes. Como mis hijos, Javier Bennet sólo será un gran Padre.
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¿Qué hago con 6 hijos?
Teen FictionUna serie llena de ternura, Lucia y Javier se conocen desde muy pequeños se han declarado un amor eterno. Quieren tener al menos 6 hijos. ¿Cómo lograrán sobrevivir día a día con tantos hijos?