*Narra Javier
Estaba en mi casa, trabajaba en mi computadora. Tenía que terminar parte del libro que estaba empezando a hacer. Se escuchaban muchos niños gritando, llorando. Era un ambiente de mucho estrés. Algo toca mi espalda. Me volteo y era Damián, pude reconocer su carita. Tenía los ojitos llorosos.
-Papá, ¿juegas conmigo?- se veía muy triste
- No, ahora no. No puedo, estoy trabajando. - Le dije con una actitud arrogante e inapropiada
- Pero papi nunca puedes y yo te extraño- contestó él de una manera muy sutil.
-Te dije que no Damián, vete. Juega sólo. - le grite. Él abrió sus pequeños ojos verdosos y con lágrimas en ellos, se fue corriendo, asustado.
Desperté ajorrado, Damián estaba llorando y Lucía estaba tan cansada que no lo escuchó. Mi corazón estaba acelerado.
Me levanté y lo busqué, lo tomé en mis brazos y se calmó. Después de un rato traté de acostarlo en su cuna pero volvió a llorar y decidí llevármelo conmigo a la cama. No sé que le pasaba. Quizás no quería dormir allí. Lo acosté sobre mi pecho y pensaba en el sueño que había tenido. Me parecí tanto a mi papá, justo lo opuesto a lo que quería ser.
Ver sus ojitos así, me destrozó el alma. Me vi identificado, muchas veces le hice la misma pregunta y él contestó lo mismo que le dije a Damián. La historia se repetía, pero yo tenía el poder para alterarla. Dormimos lo que restaba de la noche, él ni se movió. Se sentía agusto.
Por la mañana, Lucia se levantó primero que yo y lo único que se le ocurrió fue tirarnos una foto. Yo estaba dormido, ni cuenta me di.
Hice café y me senté en el sofá de mi casa. Hoy era domingo, el consultorio no abriría. Lucía estaba de maternidad así que no trabajaría por los próximos 2 meses. Ella también se sentó en el sofá después de haber puesto a Damián en su moisés. Nos quedamos juntos viendo el televisor.
No me había dado cuenta del amor tan grande que sentía por ella. Sin lugar a dudas, ella se quedo en mi corazón desde que éramos pequeños. Su cara era hermosa, sus ojos me hacían enamorarme cada vez más. Jamás le haría daño.
-Lucía tuve una pesadilla horrible- se me había olvidado por completo.
-¿Que pasó?- contestó ella intigada. Le explique todo el sueño que había tenido.
-Se que no serás así...-
-¿Pero y si lo soy? ¿Sí luego nuestro hijo...-Lucía me interrumpió
-Se cometerán muchos errores, no podrás contarlos. Pero aprenderás de ellos, los arreglaremos con amor. Eres un buen padre, sólo confía en ti. Yo confío en ti y sobre todas las cosas, ese pequeñín también cree en ti. No dudes del gran padre que puedes ser.-
Esa era una de las cosas que me volvían loco de ella, siempre estaba ahí para darme apoyo, consuelo. Lo que yo necesitara.
Pasamos el día en casa, Lucía limpió un poco, como siempre. Pusimos algo de música y como unos adultos tomamos vino. Era algo que considerábamos de personas viejas pero.... Ya teníamos un hijo así que éramos oficialmente viejos.
Damián lloró unas cuantas veces y claro, Lucia y yo siempre estábamos ahí al más mínimo llanto. Se qué esta mal pero no podemos evitarlo.
Salí en la noche a comprar unos huevos y pan para la mañana siguiente. Me encontré con un viejo amigo.-Alberto, ¿Eres tu? - pregunte aunque claro que era él.
- Javier, amigo. ¿Cómo estas? Tanto tiempo sin vernos.
-Claro estoy muy bien, hace mucho no te veía, desde la secundaria creo. -Iba con dos niños, parecían sus hijos
-Si, mira te presento a Dylan y a Ryan, mis dos hijos. Me case con Ashley. -
Ellos se enamoraron en la secundaria, ella era víctima de acoso por ser obesa y cuando Alberto se fijó en ella, decidió rebajar. Me alegro mucho por ellos. Son una pareja inspiradora y de ejemplo.
- ¡Felicidades! Son todos unos hombrecitos, yo también tengo uno, tiene días de nacido, Damián. Me casé con Lucía.- yo también quería presumir un poco mi familia.
-Wow, me alegro mucho por ti, dame tu número, algún día podemos ir a cenar en familia. Se qué a las chicas les encantara. ¿Te parece?
-Claro, aquí esta.-Intercambiamos números y nos despedimos. Encontrarme a un viejo amigo me alegro mucho. No tengo muchos amigos, sólo conocidos.
Volví a casa, le traje los dulce favoritos de Lucía, Gusanillos agrios. La llamo pero ella no contesta.
Subí al cuarto y la veo ahí, acostada con Damián. Con cuidado me recosté junto a ellos, no cambiaría ese momento por nada.
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Hola, quería decirles que los personajes Alberto y Ashley también son parte de otra de mis historias. "¿Qué se siente ser flaca?" Si les interesa saber más de ellos.
Gracias por leer, los quiero.
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¿Qué hago con 6 hijos?
Teen FictionUna serie llena de ternura, Lucia y Javier se conocen desde muy pequeños se han declarado un amor eterno. Quieren tener al menos 6 hijos. ¿Cómo lograrán sobrevivir día a día con tantos hijos?