Extra: Marcos e Isabelle

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*Narra Isabelle

Marcos es lindo conmigo, quiere a mi hija, me quiere a mi. Yo estoy sintiendo algo muy especial por el. No se sí es amor. La vida me arrebato al único hombre que ame de verdad. Desde qué Samuel no está conmigo no se lo que es amar a un hombre. Él fue el primero y último que me hizo sentir viva. Mi pequeña es lo único cercano que me queda de Samuel. Lo más hermoso que me dejó. Alanys es un regalo de su parte.

Marcos tiene detalles conmigo. Él es un hombre de compromisos serios, no quiere nada pasajero. A mi me gusta mucho pero tengo miedo. No se a que, creo que al amar, confiarme demasiado y que la vida me juegue otra mala pasada. No me perdonaría si algo malo le pasara.

Y aquí estamos, en su casa. Tomábamos unas sodas, hablábamos de la vida. Llevábamos un año y 7 meses como "amigos". Estoy segura de que él ha querido dar el primer paso pero yo no se lo he permitido.

-¿Sabes que me gusta de ti? - me preguntó Marcos, yo ya estaba sonrojada.

-¿Que? No dirás que mis ojos como diría cualquier otro para llevarme a la cama ¿o si?- le conteste un poco curiosa y divertida.

-No, me gusta tu nariz, es pequeñita y linda. Me dan ganas de apretarla.- dijo él mientras apretaba mi nariz con sus dedos.

-¡Oyee!...- comenzamos a jugar, nos hicimos cosquillas y corrimos por todo su apartamento.

Soy tan torpe que tropecé con mis propias piernas y caí como una tonta. No podíamos parar de reírnos, no me había reído tanto en años.

- jajaja, ¿estas bien? Fue una caída fea...- me dijo Marcos ente risas. A él le parecía muy gracioso.

-Creo que mi labio está roto.- contesté al darme cuenta de la sangre y las risas disminuían.

-Oh, es cierto. No es tanto. Para como caíste...- dijo Marcos mientras las risas volvían.

Estábamos en cierto estado de embriaguez por el alto contenido de azúcar de las sodas. Ya no teníamos conciencia de lo que hacíamos, reíamos como adolescentes. Me sentía tan bien. Marcos causaba algo especial en mi. Su cabellera color azabache, sus ojos oscuros. Esa sonrisa tan tierna que enamoraba a cualquiera. Su cuerpo estaba bien conservado. Iba al gimnasio prácticamente todos los días. Además de su físico, sus valores y principios eran invaluables. La caballerosidad y la gentileza no faltaban nunca. Él hacía que yo creyera otra vez en el amor.

Nos conocimos en la universidad, tomábamos las mismas clases ya que nos queríamos especializar en lo mismo, criminología. Soy joven todavía, sólo tengo 23 años. Puedo darme la oportunidad.

*volviendo al momento de la caida*

- Isabelle, ya enserio. Quiero decirte algo, me gustas mucho. No sé que me pasa, no dejo de pensar en ti. Quiero estar contigo todo el tiempo, tu y esa bella niña siempre están en mi mente y cuando no las tengo.... Me siento incompleto. No se sí te sientes de la misma manera. - estas palabras de Marcos me dejaron atónita. No pensé que lo fuera a decir tan sinceramente. Era parte de los efectos de la soda. Lentamente me fui pegando a su hermosa cara. Quedando así solo centímetros entre nuestros labios. Nos besamos hasta que caí en cuenta de lo que estaba pasando. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Qué hago besando a este hombre que es hermoso?

Rápidamente me despegué de sus labios me levanté del suelo y busque mis cosas para irme antes de que llegara a más. Marcos se levantó junto a mi.

- Espera, Belle. No te vayas... No fue mi intención incomodarte.- dijo Marcos mientras me detenía aguantando suavemente mi brazo.

-No me incomodastes, fue todo lo contrario. Ese es el problema. Soy madre, tengo que pensar primero en el bienestar de mi hija. En este momento, por más que te necesite junto a mi, Alanys va primero.-

- Te entiendo perfectamente, eres madre primero que mujer, sólo quiero que sepas que consideró que Alanys es mi hija aunque no lleve mi sangre. Lo que en realidad cuenta es todo el amor que les quiero brindar. Sabes que no quiero jugar, me gustas. No haré nada que no quieras o te incomode.-

Sonreí, bese su mejilla y salí de su apartamento. Yo solo me preguntaba ¿que acababa de pasar?

___________

*Narra Marcos

Isabelle es todo lo que un hombre realmente anhela. Es hermosa, por dentro y por fuera. Su dulzura, cautiva. Ella va más allá de un deseo sexual, es algo más. No quiero sonar "cursi" pero cuando no estoy junto a ella siento un vacío en mi corazón. Quizás es poco tiempo un año y 7 meses, he aprendido a quererla a ella y a su hermosa hija. A la cual quiero como sí fuera mía.

Belle esta atada a su antiguo amor. Era un militar muy importante y murió cuando Alanys era muy pequeña. Yo quiero ayudarla a superar. Esto que siento por ella es más fuerte que yo.

Y allí estábamos, en mi apartamento, tomando unos sodas. No me había fijado en la pequeña y tierna que es la nariz de Isabelle. Comencé a apretarla, creo que era producto de todo el azúcar que habíamos bebido. Me causaba mucha gracia, comenzamos a correr y yo le hice cosquillas.

Ella luego tropezó y cayo al suelo. No podía parar de reírme. Después vi que tenía sangre. Se había lastimado el labio. Lo que luego nos causo más risa. Era cómo sí fuéramos adolescentes. No se por que ese momento me pareció oportuno para decirle todo lo que sentía. Así lo hice. Nos fuimos acercando hasta que sólo quedaron centímetros entre nosotros, nos besamos hasta que ella se levantó del suelo y buscó sus cosas para irse, la detuve. No quería que se fuera, no se sí lo hice mal o la incomode.

A ella no le incómodo, le gustó. Se que puedo sanar esas heridas. Los tres podemos ser una familia. No pude evitar que se fuera. Tan pronto ella salió por la puerta yo sólo me preguntaba ¿que acababa de pasar?

¿Qué hago con 6 hijos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora