Escuché un llanto desgarrador que parecía provenir del palacio. Me dejé vencer por mi curiosidad y me dirigí hacia allí a toda prisa.
Una mujer zora estaba de rodillas frente al rey Dorphan. Lloraba.
Junto al monarca divisé a Sidon y a Muzun, que fue el único que se percató de mi presencia. Me saludó con una mirada cargada de odio. Mi respuesta fue calarme más la capucha.
—¿Cómo ocurrió? —preguntó el rey. No tenía buen aspecto aquella mañana.
—Mi hija estaba jugando con otros niños —trató de explicar la mujer—. Me dijeron que quiso esconderse en un buen lugar, así que se alejó de la región, ascendió por las cascadas y... y recorrió el camino hasta llegar al... al Monte Trueno.
La sala se llenó de murmullos de espanto. La mujer estalló en sollozos incontenibles.
—Por Hylia... —oí que Muzun mascullaba.
—No he vuelto a ver a mi hija desde ese día —prosiguió ella—. Seguro que ese monstruo se la ha llevado y la ha... la ha...
"¿Monstruo?"
Una extraña furia que nunca antes había sentido comenzó a apoderarse de mí.
—¿Qué hay en el Monte Trueno? —le pregunté en voz baja al zora que estaba a mi lado.
—Un centaleón —fue su simple respuesta.
—Por favor, majestad —le suplicó entonces la mujer al rey—. Traed de vuelta a mi hija. Por favor. Ella es lo único... lo único que tengo. Por favor, majestad.
El monarca se mantuvo en silencio durante unos instantes antes de contestar. Finalmente, suspiró y sacudió la cabeza.
—No sabes cuánto me duele decir esto... —empezó—. Vah Ruta no deja de emanar agua, y podría atacar la región en cualquier momento. Me temo que ahora mismo no puedo prescindir de ninguno de mis soldados.
—Yo iré —dije de pronto, sin pensar en lo que hacía. Di un paso al frente y me aparté la capucha, dejando mi rostro al descubierto.
Todas las miradas se posaron en mí. Comencé a arrepentirme, a desear haber permanecido con la boca cerrada. No obstante, había una parte de mi corazón, una muy pequeña, que aún estaba convencida de que aquello era lo correcto. De que mi deber era ayudar a aquella mujer.
"Diosas, me he vuelto loco definitivamente", comprendí con horror. "Esto es por tu culpa, Impa."
—Tú... tú eres hyliano —murmuró la zora, observándome—. ¿De verdad me ayudarás?
"Si aún me queda algo de cordura, le diré que no."
—La ayudaré, señora —le prometí—. Haré todo lo que pueda.
—Link —intervino el rey, preocupado—, el camino es peligroso, y aún más peligroso es lo que hay en la cima del Monte Trueno. ¿Estás seguro de que serás capaz de hacerlo?
"No."
—Sí, majestad. Estoy más que seguro.
***
Era ya de noche cuando alcancé la cima del Monte Trueno. Estaba empapado y, pese a la ayuda que los zora me habían prestado para llegar hasta allí, el camino no había estado exento de peligros. La visibilidad era poca gracias a la lluvia, y varios recodos de la ruta estaban anegados en barro.
Me llevé una mano a la espada que colgaba de mi cintura. También contaba con una daga que Sidon me había prestado.
—Por si acaso —me había dicho antes de que abandonara el palacio.
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El Héroe de Hyrule
FanfictionHace cien años, la princesa decidió sumir al héroe en un letargo para que se recuperase de sus graves heridas. Hace cien años, la princesa decidió sacrificarse por su reino. Ahora, Link despierta en un misterioso santuario, solo y sin recuerdos. Lo...