Decidí partir hacia la región de Eldin al día siguiente. Me despedí de Rotver y Zheline y, tras darles las gracias una vez más, fui hacia la posta para pasar la noche. Nos marchamos con los primeros rayos del amanecer.
El paisaje a mi alrededor no tardó en volverse rocoso, austero y escarpado. Algunos fragmentos del pasado regresaron a mi memoria mientras cabalgaba a lomos de Viento. Solían ser momentos que había compartido con Zelda; cortas conversaciones que habíamos mantenido bajo el cielo nocturno, junto a la hoguera, o quizá instantes de silencio de los que ambos habíamos disfrutado. Fuera como fuese, todos aquellos recuerdos me hicieron comprender lo mismo. Me hicieron darme cuenta del error que yo cometí juzgándola sin siquiera saber la verdad. Sin saber por qué ella hizo lo que hizo. Sin saber que, hacía cien años, ambos habíamos estado en la misma situación.
No obstante, ahora ella estaba encerrada en el interior del castillo, conteniendo al Cataclismo con las pocas fuerzas que le quedaban. Y... y el hecho de estar al tanto de que sus poderes podían agotarse en cualquier momento hacía que unos fríos dedos se cerraran en torno a mi corazón con fuerza, como si quisieran impedir que respirase. ¿En qué estado se encontraría ella? ¿En qué condiciones había pasado aquellos cien largos años?
"Quizá ha envejecido", pensé una noche, mientras contemplaba las estrellas. "Quizá lo único que queda ella es su espíritu, y Zelda haya... " No. Ella seguía viva. No la había visto con mis propios ojos, pero, de alguna manera, tenía la certeza de que ella no había muerto. De que aún resistía.
Deseaba acabar con toda aquella locura de una vez. No solo por mí, no solo por Hyrule; sino también por ella. Por Zelda. Quería que ella fuera libre por fin, que volviese a cabalgar a mi lado. Que recorriésemos juntos los mismos caminos que habíamos recorrido un siglo atrás.
Luego de varios días durmiendo al raso, llegué a la posta de la montaña. Se encontraba justo frente a la entrada a la Montaña de la Muerte, de ahí su nombre. Me advirtieron que el calor a partir de aquel punto era insoportable, por lo que decidí dejar a Viento en los establos y continuar a pie. No podía arriesgarme a perder a mi único compañero de viaje. Diosas, acabaría perdiendo la poca cordura que me quedaba si al animal le ocurría algo.
—Lo siento mucho —le susurré a Viento antes de marcharme—. Sabes que esto es muy importante. —El caballo tenía sus ojos oscuros clavados en mí. Casi me pareció ver un brillo de reproche en ellos—. Te prometo que volveré lo antes que pueda.
En el exterior, la posta bullía de actividad. Había miembros de la tribu goron, que compraban y vendían materiales a otros mercaderes ambulantes. Muchos de esos mismos mercaderes tenían a la venta elixires especiales que servían para protegerse del intenso calor que hacía en la Montaña de la Muerte.
Compré un buen puñado; más de lo necesario, incluso. Pero podía permitírmelo; las rupias no me faltaban. Durante lo que llevaba de viaje, había encontrado materiales que para cualquier viajero o comerciante resultarían muy valiosos. No había dudado en vender lo que no era esencial para sobrevivir en los caminos.
—Cuando veas el primer riachuelo de lava junto al camino, tómate un elixir —me dijo el vendedor—. Si no lo haces, arderás. Sí, arderás —añadió tras percatarse de mi expresión de horror—. Así que tienes que ser rápido.
—Gracias.
Recogí mis pertenencias y abandoné la posta. Me había asegurado de contar con un arco y un escudo que no estuvieran hechos de madera. No me preocupaba demasiado por las ropas; según había oído, si primero tomaba un elixir contra el fuego, nada de lo que llevaba puesto ardería.
Me había imaginado muriendo de diversas formas, cada cual más horrible que la anterior, pero, por sorprendente que pareciera, quemarme vivo no entraba en la lista. No hasta el día en que me adentré en la región de Eldin, al menos.
ESTÁS LEYENDO
El Héroe de Hyrule
FanficHace cien años, la princesa decidió sumir al héroe en un letargo para que se recuperase de sus graves heridas. Hace cien años, la princesa decidió sacrificarse por su reino. Ahora, Link despierta en un misterioso santuario, solo y sin recuerdos. Lo...