La flecha dio en el blanco, y lo siguiente que supe fue que había caído de bruces al suelo. Ni siquiera hice el más vago intento de ponerme en pie. Todo dolía demasiado. Me sentía como si hubiera caído rodando colina abajo. Pero aquella colina era la más escarpada de todo Hyrule.
Descubrí que el Arco de Luz había desaparecido. Supuse que habría cumplido con su propósito. Y, si estaba en lo cierto, entonces no habría que luchar más. Eso era una buena señal.
De pronto, hubo una explosión de luz en la Llanura de Hyrule. Era dorada, tan intensa que apenas podía mirarla. Escuché a Ganon rugir, y me obligué a ponerme en pie, pese a lo mucho que se quejaba mi cuerpo entero.
Me cubrí los ojos con una mano para protegerme del brillo cegador. La luz solo empeoraba el dolor de cabeza. Oí como Ganon volvía a rugir, y la luz solo se hizo más intensa a modo de respuesta. Era familiar y cálida. De alguna forma inexplicable, supe que todo iría bien. Que todo estaba bajo control.
Ganon bramó de nuevo, y el rugido hizo temblar la tierra. Me pregunté si el resto de Hyrule estaría viendo lo que ocurría. Debía ser un espectáculo tremendo. Algo de lo que hablarían durante semanas.
La luz creció y creció, hasta que fue demasiado y tuve que cerrar los ojos. Y, un instante después, se apagó de golpe. Todo quedó en silencio. En calma. Me atreví a abrir los ojos, y lo primero que vi fue que el cielo había vuelto a la normalidad. Luego, caí en la cuenta de que Ganon no estaba. No estaba. Se había ido. Y nosotros habíamos ganado. Ella y yo. E Hyrule. Habíamos ganado de verdad.
Y ahora había paz.
Miré hacia el castillo, y la sombra que llevaba cien años rodeándolo había desaparecido. Había desaparecido para siempre. No volvería. Éramos libres por fin.
Por encima del dolor y el cansancio, estaba seguro de que nunca me había sentido tan feliz. Casi parecía un sueño muy bonito y muy lejano. Me despertaría de un momento a otro, y descubriría que estaba en medio de un camino olvidado, solo. Pero lo que veía ahora era real. Y todo había valido la pena. Nada había sido en vano. Estábamos vivos y a salvo, y eso era lo único que importaba. Lo único que siempre había importado.
Mi mirada viajó por la Llanura de Hyrule, y el corazón se me detuvo al verla a ella. No era un fantasma, no era una visión, y desde luego no eran imaginaciones mías. Estaba allí, ante mí, viva y a salvo, igual que yo y el resto de Hyrule. La hierba le llegaba por los tobillos, y su pelo dorado se mecía con la brisa. Quise decir algo. Se suponía que debía decir algo. Llevaba fantaseando con lo que le diría desde hacía meses. Y, sin embargo, ahora que la tenía delante, real y viva, solo podía pensar en las estúpidas mariposas y en los latidos desbocados de mi corazón. Las palabras habían perdido todo el sentido. ¿Lo habrían tenido alguna vez?
Conseguí dar un paso más. Ya no nos separaban miles y miles de leguas. Estaba muy cerca; tanto que si me moviera un poco y extendiese la mano, podría tocar su pelo. Pero no lo hice, porque una fuerza invisible no me permitía moverme.
Ella no me miraba. Estaba de espaldas a mí, de modo que no podía verle el rostro. ¿Seguiría estando igual a como la recordaba? ¿O habría cambiado?
—Durante todo este tiempo, no he dejado de velar tus pasos y admirar tus esfuerzos —dijo y, en esa ocasión, su voz no sonaba solo en mi cabeza. Ahora estaba allí; podía verla y podía oírla, y me hablaba de verdad. Descubrí que escucharla era cien veces mejor de lo que recordaba—. Has tenido que superar tantas cosas para llegar hasta aquí... Y aun así no te has rendido. Por eso... —Su voz se rompió, y me pregunté si estaba llorando. Eso estaría bien, porque entonces yo no sería el único. Y odiaba llorar—. Por eso no he perdido la fe en ti.
Se dio la vuelta con lentitud. Y luego su mirada se encontró con la mía.
Verdes. Sus ojos eran verdes. Tan verdes como las hojas de los árboles que me habían dado cobijo en las noches frías. Tal y como los recordaba.
—Gracias, Link —me dijo. Y, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, añadió—: El Héroe de Hyrule.
~FIN~
La continuación de El Héroe de Hyrule, Cicatrices, ya está disponible en mi perfil. Para más, leer la nota final.
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El Héroe de Hyrule
FanfictionHace cien años, la princesa decidió sumir al héroe en un letargo para que se recuperase de sus graves heridas. Hace cien años, la princesa decidió sacrificarse por su reino. Ahora, Link despierta en un misterioso santuario, solo y sin recuerdos. Lo...