Capítulo 14

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El Luxus no era capaz de albergar más gente. El olor a alcohol mezclado con sudor no era un aroma que a Billie le agradara. No veía la hora de respirar una bocana de aire fresco. Sentía que la garganta se le comprimía y no le dejaba respirar.

Su amiga se acercó por detrás.

—¡¿Quieres ir a un lugar menos apretado?!

Bill se encogió de hombros y asintió casi con desesperación. Necesitaba salir de allí cuanto antes.

—Por favor.

Lauren y Lucy planeaban ir a un bar. 

A Bill el sueño la estaba venciendo. Quería escapar de allí. Suspiró. Se sentía injusta solo de pensar en arruinarle la noche a Lauren. Por más que ella sintiera una fuerte animosidad por Lucy, su amiga la miraba como si fuese lo más espectacular del mundo. Y a regañadientes, Bill comprendió que Lucy también la miraba así.

—¡Hay uno aquí en frente! —gritó Lucy. Intentaba hacerse oír por encima de la música.

—¡¿Te molesta que Marco venga con nosotros?! —dijo Lauren. —¡Le has caído muy bien!

Billie puso los ojos en blanco.

—¡Lo he ignorado toda la noche! ¿Cómo diablos puedo caerle bien?

Lauren sonrió.

—¡Aun así, dijo que le gustan los retos!

«Idiota», pensó.

—¡No soy un reto, soy una persona!

—Vamos, relájate.

...

Diez minutos más tarde, Lauren, Lucy, Marco y Billie salieron del pub Luxus para dirigirse directamente hacia el bar Lloyds. La noche estaba hermosa, y mientras su amiga y Lucy caminaban abrazadas por la acera mientras se daban muestras innecesarias de afecto, ella intentó distanciarse un poco. Le había costado quitarse a Marco de encima, pero no había nada que no se solucionara mostrándole su puño.

Sacó del bolsillo de su suéter el móvil y se fijó si tenía algún mensaje de Finneas. Algo como ''¡Ven a casa ahora!'' o ''Billie, no puedes estar a esta hora en la calle''. Sin embargo, solo recibió un ''El señor Andrews me pidió que me quedara hasta la mañana, ya sabes cómo son los viernes en la farmacia. Te veo. Finn''

«Demonios»

Cuando llegaron a Lloyds, también estaba lleno. No tanto como el Luxus, y para sumarle un crédito, tenía un sector al aire libre. Debía ser el sector de fumadores.

Mierda. Nunca tenía suerte.

Las chicas decidieron sentarse afuera.

—Voy a pedir algo, ¿Lauren qué quieres tomar? —le preguntó Bill.

—Un vodka.

Bill frunció el ceño.

—¿Un vodka? Tú nunca bebes vodka.

—Pues es hora de que pruebe. —dijo Lucy y largó una risita que irritó a Billie. —Yo quiero...

—No, no. No te traeré nada a ti. Si quieres algo, ve a buscarlo tú.

Se dio media vuelta y se dirigió hasta el fondo, en donde estaba la barra.

—¿Cuál es tu problema conmigo? No te he hecho nada. —dijo la voz de Lucy que resonó detrás de ella.

La había seguido.

Llegaron hasta donde estaba la camarera y Billie se apoyó en la barra. A la chica no le alcanzaban las manos para atender a tanta gente. Sintió pena por ella y por cómo algunos borrachos le miraban el escote. Luego pensó que era la razón por la que su tarro de propinas estaba a punto de explotar.

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