Capítulo 12

500 65 43
                                    

Alessia apretó con las yemas de los dedos el sobre de papel que llevaba entre sus manos.

Podía sentir el ligero temblor en sus manos. Se obligó a tranquilizarse de inmediato.

Finneas no estaba en casa, y la única persona que seguro estaba al otro lado de la puerta era Billie; y como consecuencia, un cúmulo de nervios se le formó en la boca del estómago. Debía existir alguna solución para que ella dejara de provocarle aquellas sensaciones intensas y apabullantes, que la dominaban hasta tal punto que a veces parecía que estaba fuera de sí. Cada día tenía menos dudas de que ella la volvía loca. Mientras tanto, lo único que podía hacer era fingir que dentro de su cuerpo, sus órganos no se estaban derritiendo cada vez que estaban cerca, y de que no daría hasta su última gota de vida por besarla.

Ahora que lo pensaba, sonaba un poco idiota.

«No, tú de verdad estás mal, compañera.» 

Su mente no era una buena aliada respecto a ese tema. 

Pero, ¿quién quería a la mente cuando solo necesitaba usar el corazón?

El aire estaba fresco. Las estrellas se extendían como pequeños diamantes sobre el firmamento nocturno, y las luciérnagas le daban a la oscuridad un toque mágico.

Alessia miró la hora, 10:36 pm, por lo que supuso que Billie estaría lista para ir a dormir. Lo sabía porque cuando quedaba con Finneas para comer tarde, Billie siempre estaba vestida con un pantalón de franela rojo y negro, y una camiseta sin mangas con el nombre de la banda Oasis plasmada. 

Respiró profundo para recobrar la calma, y cuando Billie abrió la puerta, se llevó una impactante y agradable sorpresa.

Alessia nunca había pensado otra chica como ''exquisita y aterradoramente preciosa, casi como un ángel'', ninguna había sido capaz de volverla loca solo con mirarla a los ojos. Pero Billie había sido única desde el principio, desde que comprendió que no tenía escapatoria a lo que se estaba gestando en su interior.

Podía oír cómo le bombeaba el corazón.

La boca se le secó. Intentó decir algo, pero las palabras salían como si las estuviera balbuceando.

«Demonios, debería arrestarla por ser tan hermosa.»

—Oh, eres tú. —dijo ella, un tanto decepcionada. —Por un momento pensé que podrían ser buenas noticias. ¿Vienes a detenerme o algo? Lo siento, señorita Jenkis, no puedo ser humillada el día de hoy.

Alessia tragó saliva. No se sorprendió al oír el tono de su voz, aunque tampoco esperaba que la palabra ''humillada'' hubiese sido un puño en el centro de su vientre.

No sabía cómo reaccionar ante eso, así que hizo lo único que sabía hacer; y era fingir que no la había molestado en absoluto.

Ser indiferente le funcionaba a veces.

—Veo que mi reputación me precede. Hola, por cierto.

—¿Qué es lo que quieres, Alessia?

—Pasaba por el vecindario, antes de ir al trabajo, buscando a la persona más antipática del mundo, y... ¡Oye! ¡Aquí estás! —esbozó una sonrisa con suficiencia, aunque por dentro se reprendió.

Billie respiró profundo, como si intentara mantener la serenidad y no darle un puñetazo.

«Si llegara a hacerlo.... —pensó Alessia. —Me lo merecería.»

—Mira, si no necesitas nada, entonces vete.

—Le traje esto a Finneas. —dijo mientras le enseñaba un gran sobre marrón.

DON'T CRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora