Capítulo 24

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Eran más de las cuatro de la tarde cuando llegaron al aparcamiento de la Clínica Stanford. En opinión de Alessia, el viejo escarabajo se había comportado de maravilla; solo se había detenido dos veces pero eso había sido en parte su culpa. Además, había tenido que cargar gasolina.

El horario de visita era de tres a seis, de modo que habían llegado con tiempo de sobra. Billie se presentó en la recepción y las registró a ambas. Aquel lugar era muy prestigioso. De hecho, la mitad del sueldo de Finneas se iba en gastos médicos para su madre.

Quince minutos después, una enfermera las estaba conduciendo al cuarto de su madre.

—Todavía está dormida, ¿okay? Pero como es horario de visita pueden pasar. —dijo la enfermera con una sonrisa indulgente. —Estoy segura de que estará feliz de verlas.

—Está bien.

—La doctora Wall vendrá enseguida.

Por primera vez en mucho tiempo, Billie no sintió aquella fuerte opresión en el pecho.

—¿Quieres entrar sola? —preguntó Alessia. —Puedo esperar aquí.

—La verdad es que no.

Alessia asintió.

—Gracias.

Cuando ingresaron a la habitación, Billie se dio cuenta de que no era la misma en la que había estado las primeras semanas. Este cuarto tenía vista a un hermoso jardín, por la que entraba muchísima claridad. Alessia entró detrás de ella y cerró la puerta casi en silencio.

Billie se acercó a su madre y una lágrima cayó de sus ojos. Apretó los labios con una mezcla de tristeza, felicidad y emoción. Maggie lucía mucho mejor que la última vez. Había aumentado de peso y su cabello parecía tener más brillo. No comprendió cómo habían tardado tanto en tomar aquella decisión.

Un par de segundos después, Maggie O'Connell abrió los ojos. Le sonrió a su hija y luego miró a Alessia con cierto desconocimiento.

—Tú no eres Lauren. —dijo con el ceño fruncido al no reconocerla.

Todavía estaba adormilada.

Billie sonrió al ver que su madre parecía ser la misma de siempre.

—Hey, má. ¿Recuerdas a Alessia? La hija de Steven y Rachel. —dijo temiendo que su madre relacionara todos los nombres con la muerte de su padre y así se produjera una nueva crisis.

Maggie escrutó a Alessia con los ojos apretados y asintió.

—La última vez que te vi fue hace..., como cinco años. Solías ser la mejor amiga de Finneas. Has crecido en ese tiempo.

—Un poquito. —dijo Alessia. —¿Cómo se siente, señora O'Connell?

—Bien, gracias. Pero, no recuerdo que fueran tan amigas. —añadió con una media sonrisa. —¿Ustedes dos...?

Ninguna respondió de inmediato. Billie miró a Alessia y ella le devolvió una mirada divertida.

—No. —dijo Alessia de pronto. —Somos..., amigas. Bueno, casi amigas. Estamos en ello.

—Estamos en ello. —murmuró Billie en silencio.

Maggie rio ante la confesión de la chica.

—Ajá, ¿cómo vendría a ser eso?

—Mamá. —interrumpió Billie. —Vine a ver cómo estás tú, no a hablar de nosotras.

«Nosotras.» Ni siquiera sabía que existiera un ''nosotras'' entre ellas.

DON'T CRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora