DON'T CRY

Capítulo 28

Antes que nada quiero aclarar que si alguien se atreve a incendiar mi casa que me de su ubicación y nos damos a golpes.

Gracias por su atención.

Ahora sí, disfruten. ❤

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—¡Ale! —gritó el pequeño y corrió hacia ella. Alessia lo alzó en brazos y con la mano libre le sacudió el pelo.

El pequeño la abrazó con fuerza.

Por el rabillo del ojo, Alessia vio a Billie sonreír.

—Hey, grandote, ¿cómo estás?

La chica sonrió con toda la cara. Le alegró mucho verlo. Si algo le hubiera pasado a Amanda, no sabía cómo iba a vivir con la carga de no haber salvado a su madre.

—¿Viste la casa? ¡Es enorme!

—Sí, es muy bonita. —respondió.

De repente, Jonathan se percató de la muchacha que acompañaba a Alessia.

—¿Quién eres?

Billie sonrió y le estiró la mano para saludarlo.

—Jonathan, ella es Billie.

—Hola, Jonathan. —dijo ella.

—Me gusta tu nombre.

Alessia rio

—Gracias.

—Es bonito, ¿verdad? —dijo Alessia y el pequeño asintió repetidas veces. —Ahora dime. —añadió mientras lo dejaba en el suelo. —¿Dónde está mamá?

—Adentro.

—¿Me llevas con ella?

Jonathan volvió a asentir. Antes de ponerse a andar, le extendió una mano a cada una para que caminaran a su lado.

Atravesaron el jardín y llegaron hasta la puerta principal que estaba a medio abrir.

—¡Mamá! —gritó el chico. —¡Mamá, mira! ¡Mira quién vino!

Una Amanda totalmente diferente apareció ante sus ojos. Lucía mucho mejor que en el hospital. De hecho, lucía mucho mejor que cuando vivía con Davenport. Llevaba un vestido azul floreado y el cabello castaño recogido en una cola de caballo.

—¡Alessia! —exclamó ella en cuanto la vio. La estrechó en un abrazo tan amoroso como el que le daría una madre.

—Hola, ¿cómo estás?

—Mucho mejor.

—Me alegra mucho. Eh, quiero presentarte a Billie.

—Encantada de conocerla. —dijo ella.

—Estoy feliz de conocerte también. Alessia, es verdad, es tan hermosa.

Billie la miró como si le preguntara "¿dijiste eso de mí?".

—Que eres hermosa es algo que no está en discusión. —se defendió Ale.

Alessia no le había hablado mucho de Billie a Amanda. Aunque sí lo suficiente como para que Amanda supiera lo que ella sentía por la muchacha.

Amanda las invitó a entrar. En poco tiempo iba a estar listo el almuerzo, por lo que ella insistió que se quedaran a comer.

—Luces tan bien. —dijo Ale mientras bebía un refresco. —De verdad me disculpo por no poder estar contigo cuando te dieron el alta.

Amanda sacudió la mano restándole importancia.

El sol se reflejaba a través de los enormes ventanales que tenía la nueva casa.