Capítulo 11

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—Adivina quién me ha invitado a Luxus hoy. —vociferó Lauren con una enorme sonrisa en su rostro. 

Billie la miró de reojo, mientras corría con todas sus fuerzas, preguntándose cómo rayos podría estar siempre contenta, incluso cuando hubo corrido por una hora entera sin siquiera despeinarse. Ella estaba agotadísima y con las mejillas enrojecidas como manzanas. Odiaba la promesa que le había hecho a Lauren: hacer ejercicio por lo menos tres veces por semana. 

Ahora se arrepentía a cada segundo. Y sus piernas también.

—Si no me lo dices, no sé. —jadeó.

—Se supone que la idea es que adivines. —repuso su amiga.

Billie puso los ojos en blanco.

—Okay, ¿Shawn Mendes?

—No.

—Alycia Debnam-Carey.

Lauren sacudió la cabeza.

—Soy pésima, dímelo ya.

—Arruinas el encanto.

Bill no respondió y Lauren siguió hablando. Claramente estaba entusiasmada con la idea de contarle a su amiga de quién se trataba.

—¿Y bien? ¿Tienes alguna idea en mente?

—No.

—Mierda, Billie, qué floja eres.

—¡Dímelo ahora!

—Bueno, es Lucy Vives.

Bill se detuvo en seco y comenzó a jadear, inclinada sobre sus rodillas. En cuanto notó que Lauren no pensaba descansar, juntó fuerzas de donde pudo y comenzó a correr otra vez hasta alcanzar a su amiga, que corría como una maldita gacela.

—¡No puedes hacer eso, Lauren!

—¿Hacer qué?

—Salir con Lucy, no puedes.

—Vamos, Bill, deja tus prejuicios en casa. Ya soy mayor y salgo con quien quiero.

—¿Sabías que se droga, con absolutamente todo?

—¿Eso es lo que te molesta, que tenga un pequeño problema?

—Yo no lo llamaría un pequeño problema.

—Pues lo es para mí. Vamos, Bill, tú sabes que ella me gusta de verdad. En la graduación te hablé de ella y me dijiste que me deseabas lo mejor.

—Creí que hablabas de otra chica, no de la... —respiró hondo y continuó. —Sabes lo que dicen de ella. No quiero que te lastime.

Lauren hizo pucheros.

—Vamos, será solo esta noche. Si en verdad no vale la pena, juro que no hablo más con ella.

—No lo sé.

—Puede ser mi amor verdadero, ayúdame.

—El dramatismo no funciona conmigo.

Lauren juntó las manos en señal de piedad.

«Sé que algún día voy a arrepentirme. Lo sé.»

—Está bien. Pero prométeme que tendrás cuidado.

—¡¿De verdad?! ¡Te amo, te amo, te amo! —la chica dio saltitos alrededor de su amiga hasta que se detuvo. —Ahora necesito un favor.

—¿Qué favor? —Billie sabía lo que se venía. Lauren no era una persona a la que la dejaran ir a los pubs o sitios que según su madre ''pudieran pervertirla y hacerla pecar'', y ella tampoco quería ser parte de ello. Pero Lauren le había mentido tantas veces a su madre que en lo que respectaba a Billie, ya había pecado lo suficiente como una mentira más no la perjudicase.

DON'T CRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora