Capítulo 36

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Este hogar es homosexual, no aceptamos propaganda hetero.

Ojo, estoy entrando en confianza y eso es muy peligroso porque mueren personajes. 💀🔫

Broma, broma. 

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La cabeza de Alessia daba vueltas y vueltas. No podía apartar sus pensamientos de lo que acababa de ocurrirle a Billie.

En cuanto Billie volvió a dormirse, se levantó de la silla y caminó de una punta a otra de la habitación. En su mente se formaron mil conjeturas de lo que había sucedido. Y en todas ellas, aparecía Finneas. Finneas siendo el culpable de lo que le pasó a su hermana. Aquel que en ese momento miraba con recelo.

Antes de volver al lado de Billie, se percató de que alguien había deslizado un papel debajo de la puerta. Se inclinó para recogerlo y lo desdobló.

"Esta vez tuvo suerte. La próxima no será así. Uno de ustedes pagará mi sufrimiento y el suyo. Tú eliges"

¿Uno de ustedes? ¿A qué se refería con eso?

Cada vez estaba más confusa que antes.

Abrió la puerta de golpe. A diferencia de lo que había pedido, no había ningún oficial en el pasillo. Eso le molestó mucho. Había pedido explícitamente que hubiera por lo menos un oficial parado junto a la puerta. Si le hubiesen hecho caso, sabrían quién había dejado la nota.

Cerró la puerta en silencio y se quedó unos momentos en el pasillo. Aguardó allí hasta que Brendan Coleman apareció al final del pasillo.

—¿Dónde estabas? —espetó Alessia.

El oficial se acercaba con un vaso humeante de café. Iba tarareando una canción.

—Me preparo para hacer la guardia. —dijo en cuanto se detuvo. —Fui al baño y por un café, ¿qué pasa?

Alessia abrió la boca para decir algo, pero las palabras se ahogaron en la garganta. En su lugar, le entregó el papel.

Brendan lo examinó con los ojos apretados.

—Vaya. —dijo. Se rascó el cuello y le devolvió el papel. —Esto es malo.

Alessia se llevó la mano a la frente y resopló.

«¿Por qué siento que esto recién empieza?»

Apenas podía pensar con claridad.

—Anoche estaba Sulewski, ¿la viste? —le preguntó a Brendan.

Su compañero sacudió la cabeza.

—Acabo de llegar, pero se suponía que debía estar aquí. Su turno acaba a las ocho. Y son... —miró su reloj. —Siete y veintidós.

—¿Y dónde mierda está?

—No lo sé.

Alessia se sentía cansada, harta, de los descuidos. No tenía idea de a qué hora se había marchado la oficial Sulewski, pero estaba segura de que en ese lapso de tiempo alguien había deslizado aquel papel por debajo de la puerta. Y más aún, estaba tan confundida respecto a lo que significaba, que creía que iba a fallarle a Billie.

—Está bien, procura no abandonar la puerta. —le dijo a Brendan y volvió al cuarto.

Finneas ya estaba despierto y hablaba con Billie sobre lo que había sucedido. Intentaba explicarle que él no tenía nada que ver y que no entendía lo que estaba ocurriendo. Pero Alessia, apoyándose en su base profesional, tenía muchas dudas acerca de lo que Finneas decía. Era su mejor amigo, sin embargo, esta vez veía a una persona muy ajena a él. A un desconocido cuyos secretos atentaban contra la vida de la chica que amaba. Le costaba ser racional en ese momento.

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