Capítulo 4

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Alessia sacudió la cabeza con una sonrisa ladeada mientras observaba distraída cómo los demás oficiales revisaban los casilleros. Se cruzó los brazos sobre el pecho. Le había pedido a sus compañeros que sacaran a todos los chicos de la escuela, ¿a quién se le podía ocurrir la estúpida idea de dejarlos dentro cuando existía una amenaza de bomba que no sabían si podía llegar a ser tan real como no? 

Incluso aunque Reed le había confirmado que la bomba no existía, y debido a que Alessia nunca había confiado en la ineptitud de ese sujeto, decidió que lo principal, antes de que llegara el inspector jefe, era evacuar a los chicos.

Menos mal que Billie no se encontraba allí. Era un problema menos para su cabeza. 

Ahora debía ubicar a Olivia entre la multitud adolescente. Por más que intentaba con todas sus fuerzas focalizarse en encontrar a Olivia, su mente se dirigía hacia Bill una y otra vez. No podía evitarlo, y eso la asustaba un poco.

«Billie, eres tremenda», dijo una voz en su mente, como recordándole que ella siempre ocuparía una parte de su cabeza, y Alessia sonrió al recordar lo arrogante y maleducada que podía resultar a veces. Le recordaba a sí misma, y eso hizo que sus ojos brillaran. Sin embargo, solo Billie tenía esa capacidad de hartar así a alguien en pocos minutos. No obstante, pensó, iban a tener que pasar por sobre su cadáver antes de encerrarla en una de esas sucias celdas. 

No a su hermosa Billie Eilish. 

Sacudió la cabeza y volvió a lo suyo. Durante los meses pasados ella, o más bien su imagen se metía en su mente muy a menudo, y a esa altura comenzaba a aislarla de todo incluso cuando estaba en el trabajo. No podía permitirse ello. No podía permitir que esa poderosa atracción embaucara a su lógica.

Incluso aunque se sintiera magníficamente bien.

Cuanto más pensaba en ella, más la quería, e inevitablemente, ella más parecía no quererla cerca.

Existían días en que la veía caminar de lejos y se preguntaba cuál era la razón por la que la aterraba tanto ser honesta con ella. Tal vez tenía miedo. Aunque lo más probable es que temiera que Billie la rechazara. Podría soportarlo de cualquier persona, excepto de ella.

A veces puede ser mejor quedarse con la imagen de lo que podría haber sido.

A veces no. Y Alessia quería saberlo con todas sus fuerzas. Quería saber cómo se sentía el cuerpo de Billie contra el suyo. Quería conocer el sabor de sus labios y ser destinataria de aquellas sonrisas. Quería que esos ojos azules la miraran como si fuera el lugar más seguro del mundo, como el único lugar en donde ella quisiera estar toda la vida. Porque para Alessia, Billie se había vuelto el único lugar en donde quería estar. 

Respiró profundo.

A lo lejos divisó la cabellera negra y lisa de su hermana. Estaba aferrada a su mochila, apoyada sobre su casillero. Tenía una de sus miradas habituales. La que decía: ''No me importa lo que esté sucediendo, solo quiero estar sola''

Se dirigió hacia ella.

—Hasta que al fin te encuentro, ¿dónde estabas?

Olivia la miró con sus ojos castaños bien abiertos. Era una muchacha muy bonita, y claro, se parecía a su madre. Alessia también se parecía a su madre.

—Eh... ¿aquí? ¿Todo el tiempo? —se burló Olivia.

Vaya. Al parecer Olivia estaba de buen humor. Extraño. Su cara no decía lo mismo.

—Muy graciosa. —ironizó ella. —Ven, quiero que vayas a la patrulla y me esperes allí.

La tomó del brazo y comenzaron a andar por todo el pasillo hasta la salida. Olivia se encogió de hombros y la siguió sin más.

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