Sentía la sangre en su boca, llenándola. Su cuerpo dolía como el infierno y su espalda realmente había destrozado todas las paredes hasta caer estrepitosamente contra el suelo creando un inmenso cráter. No había esperado el movimiento de aquel campeón en ningún momento. Si no se hubiera protegido del golpe directo, probablemente su pecho estaría ahora hundido y sus costillas completamente destrozadas por el golpe, perforando sus pulmones y corazón en el mejor de los casos. Si fuera el peor, sus órganos internos estarían todos hechos un puré, una masa líquida licuada para beber.
Era asqueroso.
Ese mono bastardo. Voy a arrancar su cabeza.
Apartó varios de los escombros del lugar, permitiéndole finalmente ponerse de pie mostrando la ropa rasgada, la sangre escurriendo por su sien derecha y por su brazo izquierdo. ¿Cuántos edificios había atravesado hasta caer en aquella casa? Perdió la cuenta cuando atravesó el séptimo edificio tras salir del palco por el golpe del Yeoui de Sun Wu-Kong. Ese bastardo mono realmente golpeaba fuerte. No por nada era el noveno dentro del top 10 de seres más poderosos del universo. Pero ¿cómo ese mono inmundo se alió con su hermano para ser su campeón?
Menma escupió a un lado una flema sanguinolenta, dejando aquella pregunta para cuando terminara con su hermano mayor. Debía lidiar con aquella sublevación lo antes posible y ocuparse luego de los asuntos menos apremiantes. Indra estaba observando el juicio, en otro palco, oculto con una capa. Seguramente estaría decepcionado por los acontecimientos y él la había cagado al permitir aquel juicio por combate, donde su hermano mostró su habilidad para atraer a las masas. ¿Diez mil Uzumaki, todo el clan, contra las fuerzas de Indra? Eso desde luego no entraba en sus planes ni en los del dios hindú. Todo se había detenido y desmoronado a su alrededor solamente en unos minutos, unos segundos.
Uzumaki Menma recogió su katana de entre los escombros, limpiando la sangre que goteaba por su ojo derecho, obligándole a cerrarlo y obteniendo así un punto ciego por el cual podía recibir un ataque enemigo. Ahora estaba bajo atentado, enfrentando a sus súbditos leales a su hermano traidor y era una molestia para él. ¡¿NO había sido mejor que el bastardo de Naruto?! ¡Su hermano los había llevado a ese punto por pelear con los hindús, por traer el caso con el Heaven!
Crump
Apretó la mano en torno a su katana, rechinando los dientes. Odiaba aquellos sentimientos. Odiaba odiar. Odiaba a Uzumaki Naruto con todo su ser. Su hermano realmente había sido un idiota. ¿Matar dioses y salir impune? ¡Nadie hacía eso en el mundo gobernado por los dioses! Menma resopló entre dientes, caminando sobre el montón de escombros, avanzando hacia el coliseo, oyendo los gritos de combate, el choque de espadas y el estallido de poderes. La guerra había estallado en aquel lugar, llevando regueros de sangre por las calles.
No podían ganar. Los humanos eran simples insectos ante los dioses. No podían ganar un enfrentamiento directo. ¿Es que no lo sabían? Seguir al renegado Uzumaki Naruto solo era una sentencia de muerte impuesta por Amaterasu Ō-Mikami, la diosa del sol, la reina del Shintō y la abuela del exiliado. A todos los efectos, la misma diosa renegó de su único nieto a favor de la estabilidad. Y eso era a lo que él, Uzumaki Menma, se había aferrado para mantener todo según el orden natural. La lucha entre Indra y Shiva solo era otro enfrentamiento natural que no podía detenerse y siempre era mejor estar del lado ganador. Menma estaba dispuesto a ganar y no morir solamente por haber elegido un mal bando.
¡Maldito Naruto!; rugió, apartando a más y más samuráis que lo miraban con horror. Destilaba intención asesina. No era el Undécimo Rey solo por sus propios movimientos, si no por su poder bruto que actualmente superaba al de muchos seres poderosos dentro de aquel universo y eso había sido lo que atrajo a Indra hacia él. Estas destrozando la estabilidad del Mundo sobrenatural. ¿No lo entiendes?
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Naruto: El Cazador de Demonios
FanfictionUzumaki Naruto es un estudiante normal en la academia Kuoh, con unas calificaciones promedias y sin nada demasiado destacable, salvo su enorme y sorprendente habilidad para el kendo. En un mundo donde lo sobrenatural parece haber cobrado vida de un...