El hogar

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Con mirada melancólica, triste, Uzumaki Naruto observó la lápida que estaba colocada detrás de la Finca de las Mariposas, mirando el nombre tallado en aquella piedra gruesa: Uzumaki Tayuya. Solamente su esposa pudo ser recuperada de lo que quedaba de su familia, muriendo en las manos de la anterior Pilar de la Flor. Naruto dobló sus rodillas, apartando el polvo con el dorso de la mano, quitando las flores muertas para colocar unas nuevas, unas orquídeas moradas, las favoritas de su esposa. Siempre cultivaba aquellas flores. Naruto recordó mientras observaba la lápida, aquel campo de orquídeas detrás de la Mansión Uzumaki, brillando bajo el sol, una representación del amor que Tayuya había dejado sobre sus flores.

Lentamente, sintió como una escurridiza lágrima caía por su rostro, goteando contra su mano izquierda. Con la derecha, Naruto comenzó a recorrer el nombre de su esposa, grabar el tallado de este en aquella vieja piedra. Hacía, al menos, diez años que no visitaba aquel lugar. Estaba todo tan difuso, que no podía colocar una fecha con exactitud. Solo recordaba lo acontecido con anterioridad. Aquella última pelea que tuvo con su hermanastro, cuando se encontraron. Él sin poderes y Menma rebosando de la confianza de los dioses del Shintō.

Grush

Naruto cerró la mano, removiendo la tela de su pantalón, intentando calmar la ira que estaba creciendo en él. Si hubiera hecho caso a su esposa, ahora ella y sus hijos estarían vivos, y no hechos polvo a metros bajo el suelo. Ni siquiera sabía como terminaron sus hijos. No quería pensar en ellos. La visión de su esposa sobre un charco de sangre demasiado grande para ser el de una única persona, aun descansaba, fresco, en su mente. ¿Cuántas noches había soñado con aquel momento? ¿Con la sangrienta lucha con Metatron? Naruto recordaba al prepotente arcángel, todo ese poder que exudaba de su cuerpo, como una presencia constante, molesta, hablando en nombre de su padre, de la Paz de Dios. Naruto no negaría que le hubiera gustado terminar con el trabajo, así como hizo con otro de los hermanos de Michael. Aquellos prepotentes seres, habían creído en la palabra de un viejo que se sentaba en un trono dorado, intentando crear la paz, llevando la sangre sobre el mundo.

Naruto cerró los ojos, sintiendo las muescas en la piedra, intentando imaginar el rostro de la persona que talló el nombre, imaginándose que él mismo era quien lo tallaba, cincelando la piedra golpe a golpe, con lentitud, saboreando el nombre de Uzumaki Tayuya, un nombre que jamás podría olvidar ni realmente querría. Había sido la mujer de su vida hasta que a la fuerza se la arrebataron, quitándole las ganas de vivir, de ser alguien bondadoso como su abuela.

Naruto recordaba demasiado aquella época. No estaba demasiado lejana en el tiempo, y los sucesos estaban presentes como si los hubiera acabado de vivir. Fue un tiempo de terror, ira y sangre para él. Manchó su nombre con la sangre de, al menos, cien dioses de distintas mitologías, buscando el poder necesario para matar definitivamente a un dios. No lo encontró. Brahmā lo asesinó definitivamente, partiéndolo en dos, enviándolo al infierno del sintoísmo. Aunque Shinigami no estuvo demasiado de acuerdo con dejarlo allí, expulsándolo de la tierra de los muertos.

Aun recordaba la lluvia golpeando su piel cuando despertó, notando la katana en su mano, aquella que lo representaba como un Rey entre Reyes, el más alto estatus dentro del Shintō por debajo de Amaterasu, su abuela, quien lo dejó a su suerte cuando ellos lo enviaron lejos, exiliándolo de su tierra por un conflicto que él no empezó y cayendo bajo la protección de los Ubuyashiki, el clan samurái que había creado a los Cazadores de Demonios.

Sin nada más en su mundo, él tomó el manto de un cazador, pasando por un entrenamiento en cuerpo y alma, antes de volver a empuñar una espada que dejó a los pocos años.

Sintió que no podía derramar más sangre.

Naruto deslizó la mano, pasando ahora las yemas de los dedos por la fecha. No quería recordar su propia edad, o el tiempo que su mujer llevaba muerta. Dejó de mover la mano en el primer dígito.

Naruto: El Cazador de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora