13. La reunión de los Pilares

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Tomioka Giyū mantuvo sus ojos fijos en la inmensa casa de estilo japonés que estaban delante de él, llena de presencias con un poder desbordante de superior a lo que cualquier otro Cazador de Demonios ordinario podía pensar en llegar a ser. Todos ellos habían recibido el nombre de Pilar, representando la respiración que habían aprendido de sus maestros y con la que habían acabado con los seres sobrenaturales que habían perturbado la paz del reino del Shintō. Eran los guerreros al servicio directo de uno de los dioses menores que servían a Amaterasu, la poderosa Diosa del Sol, aquella que había ascendido y a la que todos debían respetar, incluso los mismos dioses, aunque había aquellos que no deseaban mantenerse en control bajo una diosa mujer.

Muchos panteones tenían la representación de dioses y diosas poderosos, pero con el varón siendo superior a la misma diosa, como era el caso de Zeus, Odín, Júpiter, entre otros, algo que marcaba una diferencia con el Shintō, donde la diosa con todo el poder mayor era Amaterasu, la representación del sol en el mundo, aquella que había entregado a la Primera Generación de Cazadores la legendaria Respiración del Sol, así como las Nichirin, para capturar y someter a Muzan, aunque finalmente fuera sellado y no eliminado.

Muchos dioses habían estado en contra de que Amaterasu les diera poder a los humanos, un modo de defenderse de los sobrenaturales. Pero si Elohim pudo crear los Sacred Gear, ¿qué le impedía a Amaterasu dar un poco de poder a los humanos? Giyū siempre vio la hipocresía mientras mantenía la cabeza gacha, captando el interés de los dioses más antiguos del Shintō sobre el trono de Amaterasu, su señora.

Por suerte, a parte de la propia Guardia del Sol y los Cazadores de Demonios, Amaterasu contaba con los llamados Dioses de la Guerra, dentro de los cuales, para disgusto de los dioses, una mujer guerrera se había alzado sobre los demás con el nombre de Bishamon, quien era conocida también como Vaisravana, siendo el primero su nombre de diosa y el otro usado de un modo mucho más coloquial, por sus compañeros y amigos, los cuales escaseaban debido a su carácter.

Giyū nunca la llegó a conocer mientras fue Pilar; pero según Urokodaki, era una hermosa mujer rubia de ojos morados brillantes que parecían atrapar a cualquiera, como si fueran dos pozos enormes que te succionaran el alma. Su aura era inmensa, superando por mucho a la de los pilares, y podía someter a cualquiera con solo levantar un simple dedo.

Espero no cruzarme con ella.

El Pilar del Agua detuvo sus pasos frente a una puerta corredera y tiró de la misma, dejando una sala enorme con tatami, donde habían colocados diversos cojines, siendo un total de diez, para cada uno de los pilares dentro de los cazadores.

No había un sitio realmente definido para cada uno, por lo que cada Pilar podía sentarse donde más le gustara, quedando al lado de los más cercanos y los que más conocía. Pero, de todos modos, él era un antisocial la mayor parte de las veces, si le preguntaban a algunos de sus compañeros y le habían tildado de emo.

―Tomioka.

Ante la voz femenina, Giyū se giró para encontrarse con el rostro claro de ojos morados de una joven que lo miraba sin emoción evidente. Su cabello era negro como la noche, con las puntas del color morado. Sus ojos grises, tenían una representación similar a los ojos de un insecto.

―Shinobu―devolvió el saludo el Pilar del Agua, con la misma calma y tranquilidad que la propia Shinobu.

Kochō Shinobu era la Pilar del Insecto, la única con un estilo de kenjutsu dentro de los pilares demasiado único. Era como un insecto, moviéndose veloz y picando como una abeja, dejando el veneno dentro de los demonios tomado de las flores de glicinia, con las cuales ejecutaba a cada demonio que entraba en su zona.

Naruto: El Cazador de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora