Dioses de la Calamidad

6.6K 557 161
                                    

Mantener la mente en blanco. Una relajación muscular perfecta. Alejando cualquier pensamiento innecesario que pudiera provocar una falta de concentración. Se debía de mantener completa calma y relajación, evadir cualquier pensamiento intrusivo, para poder estar en un estado de paz completa, una meditación que pocos podían lograr. Mantener la mente vacía de cualquier pensamiento. Relajar los músculos hasta que pareciera que no sentías tu cuerpo, que lo habías abandonado y estabas siendo una representación de tu alma. Poder quedar relajado hasta el punto que nada llegaba a tus oídos, que nada perturbaba la paz a tu alrededor y todo quedaba reducido a la nada.

Cuando llegabas a tal punto, la respiración era fundamental para seguir. Mantener una constante de oxígeno entrando en los pulmones, recorriendo el cuerpo para que no hubiera fallo alguno, con exhalaciones silenciosas e inspiraciones aún más calladas, como si no hubiera nadie en el lugar, todo sin perturbar la paz en la que se estaba meditando.

Respiración de Concentración Total.

Eso era lo que se intentaba conseguir cuando alguien estaba en semejante punto. Una respiración aun mayor que la demostrada por los cazadores, usada únicamente en un ataque decisivo, aumentando la fuerza física y mental a un punto sobrehumano y que solamente los Pilares o lo más expertos dentro de los Cazadores de Demonios, podían lograr manteniéndolo completamente, usando un enfoque completo durante el aliento y manteniéndolo en constante uso, siendo con esto claramente superior a cualquier cazador promedio.

Eso era lo que Uzumaki Naruto estaba entrenando, nuevamente bajo la cascada, con el cabello completamente empapado, cayendo sobre su rostro, cubriendo sus ojos cerrados. Llevaba un hakama oscuro, de un tono marino casi negro. Su torso quedaba al descubierto, completamente atlético, cubierto de cicatrices que no eran arañazos simples. Parecían pertenecer a un cuerpo mayor, más curtido y no quedaban en el adolescente de cabello dorado bajo la cascada de agua helada.

El invierno estaba cayendo sobre Kuoh.

Levemente, el pecho del Uzumaki se movía, siendo casi imperceptible para alguien que no tuviera sus ojos entrenados. Sus facciones se veían completamente relajadas. No había tensión. No había remordimientos. Si alguien viera al adolescente, solo podría ver paz, un rostro relajado que solo en los niños se podía ver.

Crack

Orbes azules se abrieron y se movieron por el lago, escaneando en lugar. Naruto respiró hondo, levantándose y perdiendo la pose de flor de loto que había tenido hacía solamente unos segundos atrás. El cazador quedó de pie, en la pequeña plataforma bajo la cascada, aun sintiendo el agua helada recorriendo su cuerpo, empapando su ropa.

Relajó el cuerpo. Agudizó sus sentidos. Intentaba descubrir que había sido aquel sonido. ¿Una rama? ¿Un simple animal destrozando una rama?

Uzumaki Naruto se apartó de la cascada. Movió sus ojos por el bosque cercano, escaneando los árboles, buscando algún indicio que indicara la presencia de alguien más...

¿Habrá sido mi imaginación?, se preguntó, rascando la nuca, removiendo el cabello empapado. Relajó su postura, que había mantenido tensa solo por unos segundos, y decidió moverse hacia la orilla y tomar su ropa. No había sentido para seguir entrenando...

Swing

Saltó, llegando a la orilla de un solo movimiento, viendo como una katana destrozaba el lugar donde había estado parado. Un hombre de cabello oscuro, atado en una coleta alta, estaba sobre los escombros de la plataforma, meciendo la espada, cubriendo su rostro con una máscara kabuki de un demonio.

Esta energía...

El cazador se movió, evadiendo a una segunda figura. Por centímetros, la hoja de la naginata no llegó a cortarle. Frenó con sus pies desnudos, mirando a la figura, ahora femenina, meciendo su arma larga. La chica se movió, desapareciendo de la vista de Naruto.

Naruto: El Cazador de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora