El sonido de las alas de una simple mosca, podía oírse en la sala del salón del club. La tensión podía cortarse con un simple cuchillo, como si fuera mantequilla. Nadie decía nada. Nadie movía un solo músculo de su posición, observando la escena frente a ellos, un inmenso muro de hielo que separaba a dos muchachos, evitando que pelearan. Por un lado estaba el segundo hijo de los Phoenix, Raiser, quien había sido atacado por el otro muchacho cuando señaló que mataría a todos allí para que Rias supiera lo que era rechazarlo, hundiendo a su familia en la miseria gracias al Consejo de Ancianos de los Setenta y Dos Pilares del Diablo, la cámara con los diablos más ancianos y poderosos que tenía el Inframundo, aquellos que habían creado las leyes, los que habían colocado a los Cuatro Reyes Diablo en su posición tras la guerra civil. Personas con las que nadie, ni siquiera un noble, desearía tener un conflicto directo con ellos, sabiendo lo que los ancianos eran capaces de hacer, como se la gastaban, como reducirían a nada a aquellos que se rebelaran en su contra.
Rias sería presionada y se casaría.
Al otro lado del muro helado creado por la maid de cabello plateado, manteniendo la katana en su mano, rozando con la punta el suelo, estaba Uzumaki Naruto, ojos fijos en el muro que le impedía enfrentar a Raiser y terminar lo que había empezado. El cazador se había enfadado cuando el mismo diablo había lanzado la amenaza, no contra Rias o su familia, si no cuando la misma englobó a todos los que estaban allí, aquellos que eran humanos, los que no tenían protección ante lo sobrenatural o los que eran simples juguetes bajo la mano de alguien como Raiser.
Cuando los humanos fueron metidos en la conversación, él no lo había soportado. No dejó que sus sentimientos salieran, pero sus ojos habían dejado en claro que no le gustó que los humanos, indefensos, fueran amenazados por una pequeña basura inmunda.
Si, basura. Naruto consideraba a Raiser Phoenix como una simple basura de la que podría deshacerse sin unas consecuencias reales. No era un diablo sujeto a las leyes del Inframundo o un ser sobrenatural de algún bando de la Facción Bíblica que estuviera dentro de aquella frágil paz.
Para él, eliminar a un ser como Raiser, solo era algo normal, algo que harían sin que le temblara la mano y sin realmente estar preocupado por las consecuencias.
Frush
Llamas aparecieron a un lateral del rostro de Raiser, mientras el diablo observaba al cazador. Estaba furioso, lleno de ganas de matar al chico al otro lado de aquel muro, bañarse en su sangre, destrozarlo...pero no quería causar problemas con la maid, la [Reina] más poderosa del Inframundo, la compañera sentimental de Lucifer. Apagó las llamas, liberando algo de la frustración, y ajustó su chaqueta un poco, limpiando el polvo que había caído sobre su ropa cuando el chico lo había empujado.
Con lentitud, el hielo creado por la mujer de vestimenta maid, se fue evaporando, dejando a los dos rubios uno frente al otro, para que pudieran verse, mirarse directamente a la cara. Raiser apretó los labios, siendo el orgulloso diablo que era, y movió su atención hacia Rias, su prometida, dibujando una sonrisa.
—Querida. Lamento que me hayas visto en esta...tesitura—expresó, con fingido arrepentimiento, el hombre joven, caminando y pasando de largo al cazador.
Naruto habría movido su espada para ejecutar a Raiser si hubiera podido. Hielo pesado mantenía la hoja de la Nichirin pegada al suelo del club, sin que él pudiera mover la espada ni un centímetro, a menos que hiciera fuerza.
Desplazó los ojos, mirando hacia la maid directamente. Podía sentir su poder, la inmensa aura mágica que escondía. Si la mujer liberaba todo aquel poder, realmente sería abrumador y no sabía si podría manejarla. No quería correr riesgos, pero tampoco deseaba dejar a ese diablo con vida. Mantuvo la mano sobre el mango de su espada, sintiendo como el frío escalaba por la hoja, pasando la tsuba de la katana, rozando sus dedos, haciéndole sentir el frío del hielo.
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Naruto: El Cazador de Demonios
FanfictionUzumaki Naruto es un estudiante normal en la academia Kuoh, con unas calificaciones promedias y sin nada demasiado destacable, salvo su enorme y sorprendente habilidad para el kendo. En un mundo donde lo sobrenatural parece haber cobrado vida de un...