10. Traidor

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Naruto caminaba lentamente por el bosque oscuro, bajo las estrellas y la luna vigilante, como si fuera alguien viviente que estuviera vigilando la Tierra desde lo alto en el cielo, rodeada de los astros alejados del planeta azul. El cazador sentía melancolía al estar rodeado por árboles a altas horas de la noche, completamente alejado de Kuoh y sin sentir la sensación de los diablos cada pocos segundos. Estaba irritado ante la presencia de Rias Gremory. La niña había logrado convencer a Asia Argento de ser demonio, colocando a Hyōdō Issei como un cebo para la monja portadora de Sacred Gear. Odiaba ver a los humanos lamiendo los pies de seres como los diablos.

Respiró hondo. Naruto conocía perfectamente a los diablos. Sádicos. Amantes de la guerra, de la sangre. Si Thor amaba la batalla, los diablos lo que amaban era el poder en sí. Egoístas. Sedientos de riquezas y poder, los diablos distaban demasiado de los demonios. Mientras estos últimos mostraban su rostro, los diablos jugaban a doble banda con una máscara de bondad, como si fueran realmente humanos dispuestos a cumplir todos tus deseos.

Naruto había lidiado con diablos antes, pero no con alguien como la heredera Gremory. Solo un olisqueo, y pudo sentir cada emoción de Rias en estado puro. Mimada, consentida, caprichosa, Rias Gremory completaba el papel de niña de papá que una humana tomaría al tener millones en el bolsillo de sus progenitores. En este caso, Rias era millonaria y contaba con sangre de la realeza a la vez que había obtenido el devastador poder de los Bael. Con todo eso, Rias apuntaba a ser poderosa y grandiosa, tal vez no como su hermano, pero si ser una pieza para tener en cuenta en una guerra.

Y había sido comprometida a Raiser Phoenix.

Los Gremory querían tener una descendencia con la regeneración del clan Phoenix y con el poder de la destrucción de los Bael, crear a una raza de Super Diablo que mantuviera y colocara a los clanes en la cima del diablo y poder generar miedo a la vez que respeto.

Naruto encontraba demasiado preocupante el interés enfermizo de los diablo en los humanos, que quisieran cumplir los deseos de los mismos aunque fueran egoístas y destructivos. Hitles había logrado sus victorias gracias al apoyo de los mismos diablos. Los aliados se vieron en la misma tesitura, ofreciendo mucho más que los nazis.

Flap flap

El cazador detuvo sus pasos al llegar a un claro, saliendo de su línea de pensamientos. Levantó el rostro, posando sus orbes azules sobre una poderosa figura que irradiaba poder crudo, dándose a conocer los suficiente para dejar impresión, pero no para ser notado.

Cinco pares de alas se mostraban, dejando caer plumas oscuras sobre el suelo, quedando suspendido en el cielo, mirando con ojos oscurecidos hacia el cazador.

Naruto se mantuvo firme, posando sus orbes azules sobre los rojos de aquel cadre, sintiendo el aura que emanaba.

―Kokabiel.

Kokabiel, el ángel amante de la sangre, de la guerra, siempre había mostrado un abrumador poder cuando permaneció en las filas de Heaven cuando Elohim estuvo presente. Durante la Guerra Santa, Kokabiel había caído al mundo terrenal al demostrar adicción a la misma sangre, a los cuerpos bañados en el líquido rojizo y a los cuerpos inertes. El cadre dejó caer su careta y se bañó en la sangre de sus enemigos y hermanos, amando cada vez más la muerte usando sus poderes de luz, que se tiñeron con un tinte oscuro al destruir a sus enemigos.

El cadre agitó sus diez alas, mandando una ola de viento sobre Naruto, quien tapó su rostro con un brazo, siendo empujado un paso hacia atrás. Kokabiel sonrió, dejando ver sus dientes en una pérfida sonrisa.

―Deberías conocer tu lugar, ningen―declaró el cadre, volviendo a agitar las alas.

Naruto sintió el aumento en el aura del cadre. Estaba preparando algún movimiento contra él. El cazador relajó su cuerpo y tomó su posición, arrodillándose ante el poderoso ángel caídos.

Naruto: El Cazador de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora