Aliados

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Pervertido. Indeseable. Idiota. Imbécil. Poco hombre. El pervertido más grande del mundo. ¿De nuevo idiota? Hyōdō Issei era conocido por muchos adjetivos, resaltando pervertido e indeseable. Dejaba que su lívido mandara en todo momento, incluso en situaciones donde realmente eso estaba fuera de lugar. ¿Seguía siendo virgen? Por su puesto. Ninguna chica se acercaría a él, ¿no?

Issei podía ser el hombre más odiado del mundo, lleno de una lujuria incontrolable que llenaba su alma, que corrompía el corazón del adolescente hasta lo más profundo. O debería haber sido de ese modo, porque realmente, Hyōdō Issei era una de esas personas con un enorme corazón lleno de bondad. Incluso para ser un híbrido de demonio y humano, lo cual no borró el lado humano del adolescente y no desechó el corazón de ordo que el chico tenía, algo que la gente normal no podía ver realmente. Se había visto envuelto en un mundo que no era suyo, forzado a luchar por una chica que jamás le había hablado hasta a fecha y, por si fuera poco, denegó las órdenes de su [Rey] y fue a por su compañera Asia Argento, que en ese momento estaba ligada a la iglesia, siendo aun creyente tras ser un demonio.

Y estuvo en las manos de un desquiciado, a punto de morir simplemente porque se negaba a dejar a Asia sola con el idiota de cabello grisáceo o blanco con sonrisa demasiado lujuriosa. No podía permitirlo y luchó contra ese tipo, siendo un neófito de diablo con poco conocimiento en combate.

Hyōdō Issei tenía su lado bueno, el cual estaba presente siempre, pero era opacado por la lujuria que lo manchaba, siempre amando a Gremory por sus oppai, pero realmente siendo respetuoso con ella. Incluso Asia estaba siendo respetada...aunque vivía en la casa del ser más odiado de la academia Kuoh, donde podría ser usada para cualquier cosa fuera de lo normal, algo que ofendería al propio Issei. No parecía ser un depravado violador, solo un tipo demasiado guiado por sus instintos primarios.

El lado bueno del Sekiryūtei, era lo que había aceptado Uzumaki Naruto, desechando las habilidades mañosas del chico por lo pervertido, golpeándolo a él y sus amigos cuando observaban al club de kendo, algo que había aumentado en los dos últimos días con la llegada de Mitsuri y las prácticas especiales de las que él estaba a cargo, por lo que siempre los pervertidos volvían al salón de clases con uno o dos chichones en su cabeza, a veces incluso ojos morados.

Naruto no se arrepentía de ello.

El cazador disfrutaba viendo el sufrimiento ajeno, mucho más si era de alguien como Issei, aunque no tuviera algo en contra de los pervertidos, sabiendo que su padrino era uno de los peores. Más genial y respetado que Issei, pero demasiado depravado. ¿Por qué no podía alejarse de las termales cuando O bāchan estaba cerca? Era divertido verlo hecho un amasijo de carne; pero a veces molestaba el hecho de que no pudiera controlar sus propios deseos.

Añoraba a ese viejo bastardo del Ero-sennin. ¿Qué estaría haciendo ahora?

Naruto sonrió con añoranza, recordando como el maldito pervertido lo había entrenado en el arte del kenjutsu. Su padrino había sido el principal consejero y comandante al mando de su madre, matriarca y líder Uzumaki, así como maestro de su padre. Un luchador formidable, con experiencia y trucos geniales. Pocos humanos lograban el senjutsu como llegó a tomarlo su padrino (aquí Jiraiya logró el modo sabio perfecto, un poder que Naruto no tiene, ya explicaré por qué. Y si, Jiraiya está presente, por si no os habéis dado cuenta jajaja, ¿quién más podría ser su padrino?), llegando a la perfección y deshaciéndose de los pensamientos negativos del mundo, algo que volvería loco a cualquier humano o yōkai que lo intentara. El chakra natural era algo delicado, demasiado afectado por el mundo, y Naruto conocía a tres personas que sabían y podían usarlo: su padrino, su padre y una gata traviesa.

¿Cómo estaría ella?

Naruto había conocido a Kuroka cuando viajaba, tras el exilio, y cuando la nekomata había sido obligada a salir del Inframundo, donde ella nació, dejando su hermanita a su suerte, esperando no ser ejecutada. Al parecer, un noble diablo, la ofreció un trato que ella aceptó, viéndose obligada poco después a matar al bastardo cuando quiso usar a su hermana para unos experimentos. Algo razonable, pero que los diablos no vieron con buenos ojos.

Naruto: El Cazador de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora