Capítulo 40: La mariposa

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ALLIE
-Bien. ¿Por dónde quieres empezar?- preguntó Nick cerrando la puerta de la cabaña.

Seguía pensando en que venir aquí no era una buena idea, pero Nick se negó a ir a otro lugar y la única opción válida para él era venir aquí. Y pensándolo detenidamente, no disponíamos de otro lugar en el que pudiéramos estar.

Encendió la calefacción y prendió la vieja radio, que aún no podía comprender cómo seguía funcionando.

-Pues...

Comencé a mirar a mi alrededor. Todo estaba como la última vez. Después de organizarle la sorpresa a Maddie, ella y yo vinimos a ordenarlo todo. Nos llevamos todo lo que Ari y yo trajimos y limpiamos un poco antes de irnos. Aquella vuelta resultó muy dura para mí. Pensé que sería la última vez que iba a venir pero, aquí me hallo de nuevo. Extrañamente hoy no estoy nostálgica. Una extraña euforia recorre mi cuerpo pero no puedo comprender por qué. Al principio creí que era el frío del bosque, pero incluso ahora con la calefacción a tope puedo sentirlo.

Al segundo en el que Nick mencionó la cabaña, mi corazón dio un salto enorme. No me lo esperaba. No lo tomé en serio porque, hace meses que no estábamos aquí los dos. Y no me puedo imaginar aquí con él siendo su amiga. Hay demasiadas imágenes de nosotros en este lugar y ninguna reflejan una amistad.

Cuando pienso en este lugar, solo puedo pensar en la forma en la que me leía, cómo me hacía reír o como hacíamos el amor. Pero no me lo imagino tomando café como con Matt, o hablando de relaciones como con Scott, o incluso de bolsos como con Maddie. No puedo.

Tengo que hacer un enorme esfuerzo para no recordar, cada vez que miro a una esquina de aquel emotivo lugar, escenas pasadas.

-No sé. ¿Qué tipo de imagen debería de hacer?

-¿Puedo ver de nuevo el dibujo de la chica?- pregunta, pero antes de que pueda responder ya ha sacado mi blog de dibujo y está ojeando los bocetos.

Ni siquiera sé por qué me sorprendo, siempre ha sido así.

-La chica parece estar recostada ¿no?- asiento-. Pues empecemos por la cama.

-¿La cama?

-No te asustes peque- dijo Nick riendo.

Dejó salir esa sonrisa ladeada mientras me miraba. Madre mía, ¡cuánto había echado de menos esa sonrisa! De repente me entraron unas ganas locas de lanzar el blog por los aires y besarlo. Incluso por un momento pensé en hacerlo. Solo quería besarlo joder. ¿Tanto pedía? Pero siempre estaba esa parte de mi que se encargaba de construir un muro entre él y yo.

-La chica está recostada en una cama, pues yo debería recostarme en una cama si voy a hacer de tu modelo.

-Eh... Sí, claro. Voy a sacar las cosas.

Estaba tan introducida en su rostro que incluso se me olvidó a lo que veníamos.

Me volví y saqué del bolso mi estuche con los lápices. Acomodé una silla frente a la cama y cogí mi blog.

-¡Joder! ¿Qué haces?- pregunté espantada.

Cuando me giré para hablarle, él ya se había quitado la sudadera y los zapatos y por su postura estaba a punto de quitarse los pantalones también.

-Desnudarme- se encogió de hombros mientras desabrochaba el botón de los vaqueros-. La chica está desnuda.

-No... no hace falta.

¿Por qué me estaba poniendo nerviosa? No es que no haya visto antes a Nick desnuno pero... ¡Joder! ¿Por qué este chico tiene que ser así? ¿Por qué tiene que tener cero pudor?

Querida adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora