Capítulo 48: Aún más capullo

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NICK

El partido ya había terminado y como era de esperar habíamos perdido. Menuda paliza nos habían dado. El entrenador ni nos ha dirigido la palabra desde que nos hemos sentado en el banquillo, el problema llegará cuando entremos a los vestuarios, esa si que será una buena charla.

Sin embargo, al contrario que el entrenador, Jack no ha parado de darme la lata y de insultarme por la mierda de partido que he hecho. La verdad es que tiene razón. Soy plenamente consciente de que he estado ausente durante todo el partido, he perdido la pelota, los tiros no entraban y no he aportado nada positivo al equipo. Sé todo eso. No es que tenga una excusa que él pueda entender, de hecho no creo ni que quiera escucharla.

Jack es un buen amigo. Sé que no me grita porque quiere que ganemos, además de eso, sabe que me estoy jugando una beca deportiva en una gran universidad. Siempre me ha apoyado, desde el momento en que lo conocí y le dije que jugaba al baloncesto. Esa tarde la pasamos entera discutiendo sobre un partido, y con diferencia fue una de las mejores tardes de mi vida. Es igual que Allie, protector, compañero, amigo... Cumple todos los papeles importantes que una persona debe de tener en su vida. Siempre que he tenido un problema ahí ha estado. Y con respecto al baloncesto, nos hemos animado mucho. Pasé una mala época, sobre todo a la hora de adaptarme al equipo, y fue él quien después de los entrenamientos, junto con Jake, se quedaban conmigo para seguir practicando. Además de eso, me ayudaron mucho a saber ganarme al entrenador y los demás chicos.

Si no llega a ser por el apoyo que me dio, las cosas hubieran sido muy diferentes. Por eso sé que no me está regañando porque hayamos perdido un estúpido partido de pretemporada. Sé que le molesta que deje que las cosas me afecten, porque sabe lo importante que es esa beca para mí.

Estábamos entrando a los vestuarios. Me había quedado el último para poder estar bien lejos del entrenador. El sermón de Jack era mucho peor de lo que podría decir el entrenador, pero las voces, y sobre todo la saliva que salía de la boca de aquel hombre como si se tratase de un aspersor, serían mucho peor.

Delante de mí, Jack no paraba de maldecir.

-Joder tío ha sido una mierda de partido- se quitó la camiseta-. Ni siquiera recuerdo la última vez que jugaste tan mal. Mierda, si no has metido ni diez puntos...

-Pues da gracias, porque sino tendrías el culo muy rojo hermanito.

-¿Allie?- preguntó Jack sorprendido.

-Allie- susurré cuando llegué a la altura de Jack.

-¿Qué haces aquí?- preguntamos a la vez los dos.

Jack se veía confundido. Yo no podía verme, aunque no me hacía falta, sabía que tenía la sonrisa más tonta del mundo. ¿Cómo puede ser que con tan solo verla mi humor cambie?

Llevaba la camiseta de su hermano, cosa que me molestaba, siempre quise que se pusiera mi camiseta. Es una cosa estúpida que siempre pasa en las películas, pero que no comprendí hasta que no pasé por ello. A pesar de que no tenía mi camiseta, llevaba el pelo recogido con el coletero horriblemente feo que le regalé. Aquello era una señal entre nosotros, igual que yo me bese en el cuello o le pegue al culo de Jack. Significaba que quería ponerse mi camiseta tanto como yo quería que se la pusiera.

-Quería saber si teníais más noticias de Jake- se encogió de hombros-. Cata salió a tomar el aire antes de empezar el último cuarto y por las horas que son- miró el reloj de su móvil-, creo que ya no va a volver.

Sonreí, parecía un poco molesta, aunque acostumbrada a las escapadas de su amiga. Estas dos se peleaban más que el perro y el gato, pero no podían vivir la una sin la otra.

Querida adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora