Capítulo 41: Problemas

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NICK

Me moría de ganas de ir a comer con Allie, pero tenía miedo que al salir por la puerta todo volviera a ser real. No quería que esto que tanto de menos había echado, y tan poco me merezco, se volviera a escapar de mis manos. Sé que no la merezco, sé que esto está mal y que estoy siendo un puto egoísta. Pero la quiero. Ya no me da vergüenza admitirlo desde que Ari me abrió los ojos.

Allie seguía desnuda y abrazada a mí. Cuando me dejó y se volvió para recoger su ropa, sentí que la perdía de nuevo, que se esfumaba de mi lado. Comprendí que el motivo no era que no quería perderla, en realidad se trataba que tenía terror a perderla. No quiero hacerle daño de nuevo. No me lo perdonaría.

Me acerqué y la abracé desde atrás. Por favor perdóname, gritaba en mi mente. Aparté su pelo a un lado y empecé a besarla de nuevo desde su pequeño hombro hasta su diminuta oreja. Intentando absorber cada centímetro de ella. La quiero entera, hasta con sus defectos. Pero ella no me perdonará un error más. Y este ha sido uno de los peores y más bello de nuestros errores.

-Ahora que pienso...- la abrazo más contra mi pecho.

-¿Sí?- ronronea mientras me acaricia la nuca.

-...Podríamos...- beso el centro de su espalda y le doy la vuelta mientras nos acercamos poco a poco a la cama-... hacer...- beso su clavícula mientras ella acaricia mis brazos.

-Nick...- susurró.

Levanté mi vista de su cuello y vi sus labios hinchados y rozados entreabiertos. Me vuelve loco de nuevo la imagen que tengo ahora mismo de ella. Había cerrado los ojos mientras le besaba el cuello, pero ahora esos enormes ojos marrones me miran perplejos. Su mirada arde. Toda ella arde.

Estoy rodeando todo su cuerpo con mis brazos, y no había caído hasta ahora que me doy cuenta, de que había extrañado mucho tenerla entre mis brazos de esta forma. Después de todas las tardes que pasé con ella no entendía como podía ser tan pequeña, con un solo brazo la rodeaba por completo. Pero aquello me encantaba.

Tenía el pelo hacia un lado y un poco despeinado, ni siquiera sé dónde había ido a parar lo que sea que le sujetaba el pelo. Las mejillas tienen un tono rosado tremendamente sexy. Y sus ardientes labios ahora dibujan la sonrisa más bella del mundo. Me resultaba imposible no perderme en su sonrisa. Ahora mismo ni el tema de mi padre me podrían arrancar las ganas que tengo de ella. Nada, de verdad lo digo, nada podría hacer que me alejara en este momento de ella. Desgraciadamente teníamos el tiempo contado, esta noche tengo partido.

-¿Nick? ¿Está todo bien?- dijo Allie mientras me acariciaba la mejilla con la yema de los dedos-. Te has quedado embobado- rió.

Joder, la quiero. Quiero a Allie. Estoy enamorado de esta chica. Aquella risa se introdujo en mi pecho y me olvidé de todo por completo. Solo quería besarla entera.

-Todo perfecto- susurré en sus labios-. Absolutamente genial.

La alcé en el aire y con cuidado la dejé de nuevo recostada en la cama. Allie no paraba de reír, y yo no podía sentirme más afortunado de estar de nuevo escuchando su hermosa risa.

Me coloqué con cuidado encima de ella y me detuve a observar su rostro. Allie no paraba de sonreír, y por un segundo me sentí bien conmigo mismo, porque sabía que yo era el responsable de su felicidad en aquel momento, a pesar de que la había hecho sufrir muchas veces.

-¿Sabes qué?- dije mientras me acerqué y rocé mi nariz con la suya.

-¿Sí?

-No quiero ir a comer- besé la comisura de sus labios.

Querida adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora