Capítulo 23: ¿Que vas a hacer qué?

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No he parado de llorar desde que me miré en el espejo. Me da miedo hasta tocarme a mí misma, incluso la simple idea me revuelve el estómago. Nick solo me soltó de la mano para explicarle a la recepcionista la situación, después volvió a agarrarla hasta que entré a la consulta del médico. Di gracias cuando la persona que me atendió era una mujer. Nick entró conmigo, pero solo pasó hasta la consulta.

-Bueno, ahora me temo que usted va a tener que esperar- le dijo la doctora a Nick, quien frunció el ceño en respuesta-. No se preocupe, estará bien. Solo tenemos que hacerle otro tipo de pruebas. En unos minutos se la traigo de vuelta.

Pasé a otra sala con la mujer quien me iba explicando en cada momento lo que me iban a hacer. Me pidieron que me quitara toda la ropa y que me pusiera una bata. Incluso el hecho de rozar mi piel al quitarme la ropa me ponía los pelos de punta.

Primero analizaron las lesiones superficiales de mi cuerpo. Desde lejos le oí decir que eran posibles signos de violación. ¡Dios! No quería ni oír la palabra. Incluso me obligué a no imaginarla. Lágrimas comenzaron a caer de nuevo. Pensaba que no quedaban más después de toda la mañana llorando pero al parecer mi cuerpo tenía munición. La doctora vino de nuevo a explicarme que me sacarán sangre, para un análisis de drogas y que me harían una revisión de vagina.

-No te preocupes cariño, todo saldrá bien. No estás sola- dijo retirando una solitaria lágrima de mi mejilla.

Me reuní de nuevo con Nick cuando pasaron unos veinte minutos demasiado largos. Una vez que lo vi lo abrace tan fuerte que noté un intenso dolor en el cardenal que había debajo de mi pecho. Aun así no me quise separar, por mucho que me molestara, con él me sentía segura. Esperamos otros diez minutos hasta que me volvieron a llamar.

-Chicos, podéis respirar tranquilos- dijo la doctora una vez nos sentamos-. He revisado todas las pruebas varias veces y podemos afirmar que no abusaron de usted señorita Johnson. No hay manchas en la mucosa bucal, ni en las paredes de la vagina. Tampoco hemos hallado restos de semen alguno. No está en el perfil de un violador utilizar ningún tipo de anticonceptivo, así que puedo afirmar los hechos. Me alegra mucho comunicarles que todo está bien- dijo con una gran sonrisa en su rostro.

Nick se levantó de la silla dando vueltas de un lado para otro, tirando de su pelo hacia atrás. Me quedé en mi sitio sonriendo, con un gran alivio en el pecho, hacia la doctora. Cuando me levanté para abrazar a Nick, fui frenada por sus manos en mis mejillas y antes de que pudiera decir nada, me dejó un corto beso en mis labios.

Nos volvimos a sentar de nuevo, yo muy confundida, pero feliz.

-Aunque, no puedo decir lo mismo de la analítica de las drogas- prosiguió la mujer con otro papel distinto al de antes y con una expresión más seria en su rostro-. ¿Tomaste algo desconocido aquella noche?

-No- negué rápidamente con la cabeza-. Solo una o dos copas de lo que supuse que sería ponche.

Sentí como la mano de Nick apretaba la mía en mi regazo.

-Pues entonces tuvieron que echarlo en la bebida. Es un tipo de droga muy común ahora. Se reconoce como la droga del sueño- siguió explicándose-. La gente la utiliza para dormir. En pequeñas cantidades consigues entrar en un profundo sueño. No son adictivas en comparación con otras, ni tienen grandes efectos secundarios salvo quizás un dolor de cabeza y poco más. En los últimos meses hemos tenido varios casos parecidos. Aunque usted ha tenido suerte, le pusieron muy poca cantidad. Los niveles en sangre son muy bajos.

-Muchas gracias doctora- dijo Nick.

-Pero bueno, no tienen de qué preocuparse. Los cardenales pueden ser debidos a golpes que se diera en la fiesta en la que estuvo. Probablemente no se diera cuenta en el momento- no lo dijo muy convencida, pero era la única solución viable en aquella situación.

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