El aroma del mar no era como el de cualquier día, caminé, enterrando mis pies sobre la arena, tratando de buscar que era lo diferente de aquel día, en todo lugar sabrían que amo el mar por la forma en que lo miro, entre las palmeras el sol se asomaba, pero no encontraba el por qué, hasta que de pronto saliste del agua, con mil rayos solares sobre ti, eras la luz del sol en la tierra, sonreiste mientras pasaste frente a mi, allí lo supe, ese aroma era de ti, el día pasaba, sumergiendome en el mar sintiéndome uno con el, pero no podía concentrarme, porque sentía que me robabas la mitad de lo que una vez era solo mío, eran las 3 PM, una ola inmensa vino y juntos peleamos para que rompiera sobre nosotros, miramos nuestros rostros y reímos justo en el momento en que rompió sobre nosotros, recuerdo mi cuerpo estremecerse hasta que tú cuerpo se acercó lo suficiente como para saber que estabas a mi lado, escupidos en la arena nos reímos hasta que no pudimos más, hablamos de la experiencia, luego del mar, luego de un poco de ti y de mi, el mar estaba mirando atentamente su obra maestra, hora tras hora olvidándonos de que existía un mundo detrás de nosotros, explorando cada ola, riendo en cada una, una conexión imparable, como torrente salvaje de emociones que nunca olvidaremos, así fue como nos conocimos, iniciamos un amor oceánico que nos llevaría a lo que siempre habíamos soñado...
Estuve allí, cada tarde y cada mañana después de desayunar, buscamos un lugar privado entre las rocas y el rocío de las olas en donde solo fuéramos tu y yo, haciéndoles testigos de todo lo que vivíamos y sentíamos, tu eras del sur y yo del norte, pero vivíamos en la misma costa, compartiendo de todo y comprando mil detalles para ti y para mí, adornamos aquellas rocas, tallamos nuestros nombres y creamos un hogar entre el rocío del mar, pasaron 3 años y éramos todo lo que teníamos, te amaba como el mar ama a la costa y tú me amabas con toda la profundidad del oceano, no había nada ni nadie contra nosotros, entre las marcas de nuestros pies rasgados por las piedras y las cicatrices de nuestra piel ganadas por todas esas olas que juntos tomados de las manos soportamos, mi día eras tú, yo era tu noche, el sonido de mi corazón, tus lunares y los bailes de media noche eran mi todo por lo cual vivir, esa vez que nos llevamos la carpa y sábanas gruesas para acampar en nuestro lugar, recuerdo el sonido de las olas hacerse 1 con tu corazón, tus manos tocaron mi pecho y esa mirada que me dijo todo, recuerdo tus labios pronunciar « No me hace falta nada más que ver tus ojos y sentir tus manos para convencerme de que es contigo con quién quiero envejecer, tu solo dime qué si y nos vamos por todas las costas del mundo unidos en el lugar que temía y que tú hiciste que amara, la iglesia y el matrimonio», mis ojos sé llenaron de lágrimas y te dije que si con el beso más sagrado de mis días, hicimos que la noche fuera roja a la pasión de nuestros cuerpos en lo mejor de nuestras huellas, nos hicimos nuestros para siempre, te juré que te haría feliz por siempre y no hubo día que no te sacara una sonrisa, te tenía en lo alto donde pertenecías, eras el amor de mi vida, lo di todo por ti y por mi y no me equivoqué en elegirte, la vida me dio lo mejor, porque nunca entendí que hice para merecerte, pero te tuve...
Pasado 1 año despues y los meses tuvimos todo arreglado para casarnos, viajamos por el estado para despedirnos de tu familia y la mía para irnos a explorar el mundo y sus playas y casarnos en la costa de nuestro sueños, conseguimos prestado un velero en el que planificamos navegar juntos en la playa que nos vio nacer, que me dio la oportunidad de conocerte, llevamos un vino y dos copas para brindar por esa costa, nos adentramos en sus aguas, el pronóstico del tiempo se hacía parecer tranquilo, decidimos ir rápido, estando en un buen punto sacamos las copas y nos servimos, brindamos y nos dijimos cosas hermosas, yo te di de beber y tú a mí y el resto se lo dimos de beber al mar, nos besamos apasionadamente cuando el viento comenzó a rugir, las nubes habían llegado de sorpresa y aquella playa de olas comenzó a crear grandes olas que retaban a nuestro pequeño velero, remamos como pudimos, pero el mar nos succionó, no podíamos salir de aquel lugar, gritamos fuerte a los salvavidas y lanzaste una vengala que estaba allí, la lluvia comenzó a caer brutalmente y el agua comenzó a entrar a nuestro velero, estábamos muy asustados cuando de pronto vimos aquella inmensa ola que de inmediato supimos que nos hundiría, no sabíamos que era lo mejor, solo estábamos tu y yo intentando decidir si saltabamos o nos manteníamos dentro, te miré a los ojos y te grité "Pase lo que pase no me sueltes, te lo ruego !", llegó la ola y rompió antes de llegar a nosotros, nuestro velero fue hundido junto a nosotros, la fuerza del mar nos separó y te perdí entre aquel caos, la marea por debajo te llevo lejos de la costa y el velero golpeó mi cabeza dejándome inconsciente...
Desperté en el hospital delirando tu nombre, que me hablaran de ti y dónde estabas, pero solo vi a tu madre entrar con el alma caída y sus ojos llorosos, me morí en vida sin que pronunciara lo que ya sabía, ella dijo "Ya no está en este mundo hijo Amado, el mar se le ha quedado, sin dejar un rastro ni un latido de corazón" recuerdo haber gritado "Por que no me llevó a mí también !! Por qué si su vida estaba en mis latidos ?!" el amor de mi vida ahora era parte de aquello que tanto amábamos, formándose un rezo de cada día, pidiendo que me devuelva lo que un día me hizo tener, lo necesitaba tanto...
Paso el tiempo, despedí todo el lugar, tomé mis cosas y sus fotos y me fui, recorrí el mundo en su honor y el mío, dejando la marca de nuestro amor en cada costa que visité, hice todo lo que soñábamos, todo aquello que le prometí y fui feliz... Porque sé que eso era todo lo que esperaba de mí...
...Que el destino perdone al mar, por ponerte y quitarte de mis brazos...
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Manos Atadas
PoetryLa vida puede ser como una soga floreada amarrándonos a nuestros sentimientos ya sea para bien o para mal, en el paraíso puede haber felicidad, confusión, dolor y un sin fin de emociones, ¿ quién dijo que no hay belleza en las lágrimas de un proceso...