Águila Blanca

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Abrió sus alas y se fue... Abrió sus alas y la luz se sintió orgullosa, oro y caminos, un abrazo de quién aún no podemos ver le esperaba, un glorioso silencio, cielos abiertos y un gran aplauso de aquellos de alas enormes, abrió sus alas, ya estaba listo para volar, así escribió el Señor, un glorioso sonido y sus pulmones se dieron descanso por siempre...

Y recuerdo cómo fue, un poco de todo y lo tuvo todo, inicios oscuros pero con un gran final, manos duras y un corazón fuerte para el trabajo, salió a labrar el terreno de su vida, salió tan lejos que no sabían de dónde venía, pero encontró una preciosa mujer para ser feliz y para construir todo lo que de niño soñó...

Así que lo vi crecer entre los labios de quienes estuvieron primero que yo, un pequeño abandonado luchando por ser feliz, un pequeño que nunca dejo de soñar, su historia va mucho más allá de lo que puedo pensar entre aquello que sé y no sé, pero entre la luz, veo a un guerrero nacido para triunfar, los cielos amaron su existencia, Dios y Cristo estaban presentes siempre, así que sus manos estuvieron en su corazón y cada parte de su vida, el creció, el sufrió en manos del mal, entre la injusticia de este mundo y su maldad, pero Papá nunca lo abandonó, Papá nunca dejo de darle lo que necesitaba, lo que merecía, así que Dios premió su constancia y su sufrimiento con sus promesas, le dio el privilegio de amar a una maravillosa mujer, le dio el privilegio de ser padre de 5 maravillosos hijos, el sudor de su frente fue su voto y con pasión regreso cada tarde a su hogar a alimentar a su familia, el trabajo duro en cada uno de sus hijos, el los llevo a todos a dónde el no pudo llegar y les hizo vivir en la familia que el no pudo tener...

Sus hijos crecieron, cada uno tomo un rumbo, su piel comenzó a arrugarse junto a la de su Amanda esposa, orgulloso de su trabajo, de su hogar y de lo que con su sudor y sus manos logró hacer, Dios complacido alargó sus años, complacido le dio la oportunidad como un regalo de conocer a los hijos de sus hijos y aún algunos hijos de los hijos de sus hijos, una sonrisa para ese rostro, un orgullo inmenso para ese corazón.

Demostrando ser todo un ejemplo y la sonrisa del Padre posada sobre el, bastó... Dios le ha llamado para ser feliz eternamente.

Manos AtadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora