Porque en la vida nunca bastaba, Gaspar creía conocer la felicidad plena junto a su novia, pero un día se da cuenta que nada de eso es real, anhela nuevamente esa libertad, ese deseo de volver a ser como antes. Dejando atrás una ciudad que lo vio na...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Epílogo
Las vueltas de la vida te llevan a sitios que muchas veces no deseas estar, pero de pronto una pausa te hace mirar todo a tu alrededor, y eso que antes te parecía insignificante, brilla como lumbrera y te enseña que en las cosas simples, está lo más hermoso de la Vida. Disfruta, vive, goza... que la vida es muy corta para amarguras.
Isidora Fernández
10 de Enero de 2021
Gaspar Ferrada
Marzo 2020 (Cuatro meses después)
Observó el enorme mar que tenía frente a él, y suspiró. Desmembrando todo lo que estaba ocurriendo en su vida, sostuvo la caja de terciopelo en sus manos, y sonrió. Recordó la sensación que le había tenido una vez, en ese mismo lugar, pensando en otra mujer. Levantó la mirada nuevamente a ese lugar que tanta paz le traía, y le invadía. No se sentía presionado, no se sentía ahogado, ni lo agobiaba la necesidad de escapar, todo lo contrario, sentía estar por fin en el lugar que más deseaba.
Se acomodó la corbata, y se subió al jeep. No podía llegar tarde, ese día era especial, su familia lo debía estar esperando, y Valentina seguramente estaba dándoles explicaciones a todos. "Relájense, Gaspar llegará en cualquier momento" "Yo no sé qué les desespera tanto..."
Es que ella lo conocía tan bien, que a veces creía que estaba embrujado, pero de esos embrujos buenos, ricos, saludables... sonrió al presentarse esos pensamientos tan contradictorios, y a la vez tan divertidos. Valentina tenía un temperamento tan relajado, que a veces lo asustaba, había dejado de ser esa estirada, con miedos a arriesgarse a cosas nuevas. Todo parecía disfrutarlo, y vaya que le gustaba eso. Su reencuentro, había hecho que sus sentimientos se fortalecieran enormemente, y su relación se construyera en base a mucha confianza, amor, mucho amor, y lo más importante una pasión que lo desbordaba.
Cuando entró al estacionamiento, vio el gentío, el bullicio y las personas entrando y saliendo del hogar de Vicente. Cuando entró a la casa, sabía que ella no estaba entre ellos, le hizo un gesto a Hilda a la distancia, y ella le señaló el sendero de la terraza. Caminó lentamente, viendo a Valentina metida en una zona del jardín que no conocía, seguramente recién creado por ella, es que parecía conectada con eso. Las manos regularmente llenas de tierra de hoja, y la cara toda manchada. Ella pareció escuchar sus pasos por que levantó la mirada, y le sonrió.
-¡Todos me han preguntado por ti!- Dijo exasperada, mientras metía una pequeña pala a la tierra, y enterraba una plantita pequeña.- No sé si creen que soy tu dueña, o que te tengo con GPS, pero Dios, Gaspar, haz el favor de contestarle a tu madre, que me tiene el celular con veinte llamadas perdidas.
- Valentina.- Dijo arrodillándose para quedar a su altura.- ¿Qué haces metida en la tierra? ¿No deberías estar lista?- Sabía, conocía tanto a esa mujer que hasta presentía qué le respondería. "En cinco estoy lista".