Capítulo 19

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Valentina Fuentes

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Valentina Fuentes

Después de cinco horas de viaje, sólo quería llegar a una cama a descansar, pero ojalá Gaspar la hubiese preparado para lo que vería. Le había parecido que la familia de él, tenía dinero. Pero no había dimensionado el término en sí, hasta que entró al terreno. Parecía una parcela rodeada de árboles frutales, y llegando a la playa había un grupo de casas cerca. Pero inmensas infraestructuras de hormigón, con ventanales gigantes en orientación al mar. Cuando pasaron un portón eléctrico, se dedicó a mirar el hogar de Gaspar, que hacía como si no pasara nada.

-No te hagas el inocente... ¿Por qué no me dijiste que tenían dinero?

- No creí necesario mencionarlo, osita.

- No me dirás así delante de tus padres...- Le suplicó, habían quedado que delante de ellos y todos sus amigos, serían simples "Amigos", ni ventaja, ni roce, ni nada... Era lo mejor después de todo lo que le había pasado, no era necesario ni siquiera presentarla, ella sólo iba para recuperarse lo antes posible, y volver a hacer todo por ella misma.

-Está bien, Valentina.

- Gaspar...- Le advirtió. Estaba por abrir la puerta del vehículo cuando vio salir a un hombre de la casa, tenía alrededor de cincuenta años, y por lo guapo que era le pareció que era Gervasio el padre de Gaspar.

A pesar de la edad, agarró a su hijo de las piernas e hicieron un juego brusco, que lanzó a Gaspar al piso, muerto de la risa. Valentina sonrió y levantó la mirada al ver una mujer de pelo castaño que miraba todo desde la entrada, pero se acercó a ella. Tenía unos ojos azules preciosos, parecidos a Gaspar, pero se notaba que ese tono era de su padre, si parecían dos gotas de agua, uno más canoso y viejo que otro. Pero iguales.

-Cariño... al fin nos conocemos personalmente.- Isabel le dio un abrazo fraterno, que le erizó la piel. Le llegó al corazón de inmediato y sintió la afinidad con ella. Pero la vio elevarse, al ser alzada por Gaspar en brazos, y reír desesperada.

- Suéltame... niño odiosoo...- Los gritos desesperados se confundían con la risa inevitable, la bajó para llenarla de besos y abrazos.

- ¡Cuánto te extrañaba, mami!

- Hijito, nosotros también. Tu padre ha pedido unos días libres, no se ha sentido bien.- Dijo Isabel, y la mirada de Gaspar cambió y se tornó preocupada.

- ¿Te has tomado los remedios padre? ¿Te has cuidado?

- Claro que sí, hijo. La inyección en todos los controles... tranquilo, hay momentos débiles pero nada más.

No quiso preguntar, pero supo que tenía que ver con la salud de Gervasio, que la saludó muy cariñoso. Una mujer risueña esperaba por ella en la entrada, y la miraba ansiosa.

-Ella es Bertita, Valentina. Es nuestra cocinera, pero es enfermera y está dispuesta a cuidarte, tenemos una señora más joven haciendo su trabajo.- Gervasio le explicaba mientras se ponía frente a ella.

Sabor a Mar [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora