Capítulo 14

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Valentina Fuentes

Si tú quisieras (Antonio José y Maite Perroni)

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Si tú quisieras (Antonio José y Maite Perroni)

El trasnoche le estaba pasando la cuenta, se sentía cansada y siempre fatigada. Había pasado una semana de mucho trabajo, era la primera semana de Diciembre, y la ciudad comenzaba a colapsarse. Se llenaban los locales comerciales, las calles y casas de luces de navidad. Se comenzaba a respirar ese ambiente especial. Al menos para los demás, porque para Valentina no era más que otra fecha de recordatorio a todo lo que pasaba en años anteriores. Eran fechas tan solitarias para ella, que la angustia amenazaba con su tranquilidad. Era algo que había marcado su niñez y adolescencia, jamás celebró esas fechas, ni su cumpleaños. Su nana le hizo en un par de ocasiones algo lindo, pero los recursos económicos no le había alcanzado para darle regalos. Si era la torta, no podía ser regalo, y así viceversa.

Para ella la navidad no consistía en regalos, pero tampoco había significado una fecha grata, o inolvidable. Y esa era la gran diferencia con el resto. No había punto de comparación.

A Gaspar no lo veía desde el domingo, y ya era Lunes de la semana siguiente, se llamaban pero ambos estaban con una recarga laboral, que los hacía alejarse, al menos físicamente, porque se mensajeaban todo el tiempo. Lo extrañaba un montón, pero jamás se lo dijo. Esa semana sus horarios no coincidieron ni un poco, el bar estaba atochado, y el supermercado parecía no tener fin las largas colas.

Estaba pensando en eso, mientras miraba la pantalla del computador, cuando sintió que alguien le codeaba el brazo. Y escuchó el grito de Martín.

-¿Acaso no escuchas cuando te hablo? ¡Llevo gritándote media hora, y ni siquiera te volteas!- El rostro ofuscado le decía todo, miró por la ventanilla a las cajas, y todas la miraban con las luces encendidas.

-¡Mierda!- Murmuró, se acomodó la blusa levantándose, y peinándose algo el pelo. No sabía en qué momento se le había puesto tan esponjoso. Pero antes que saliera de la sala, Martín la sostuvo del brazo.

- Una más Valentina, y no te perdono.

Con los nervios calar los huesos, fue a hacer su trabajo rápidamente, pero todo fue peor. Había gente reclamándole con gritos, garabatos e insultos. Lamentablemente su día empeoró mucho más, un cliente se quiso hacer el lindo con ella, y le regaló un chocolate. Para su desgracia el chocolate lo había robado, y tuvo que pagar por él. Y como si fuera poco Martín se dio cuenta del inconveniente, llevándose otro reto adicional.

Su jefe ya la había advertido, así que cuando escuchó en la tarde que la llamaban, sabía que la sancionarían, pero jamás imaginó que eso sería causal de despido.

Estaba el gerente general con la cara descompuesta y con Martín a su lado.

-¿Sucede algo?- Preguntó sólo para confirmar sus temores.

Sabor a Mar [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora