Gaspar Ferrada
Ese día había pasado gran parte de él, pendiente de ella, rozándose, acariciándose, mimándose, pero cuando no la encontró sintió la necesidad de buscarla. Es que era inevitable, la extrañaba, añoraba su aroma, sus risas y bromas. Pero estaba bajando las escaleras cuando vio los dos regalos grandes, se acercó para ver las tarjetas y casi grita maldiciendo.
Para mi querida Valentina de su amigo Samuel.
-Maldito gusano...- Dijo despectivo, y justo sonó el timbre. Era él.
- Hola, Gaspar. ¡Feliz navidad!
- Sí, sí... claro. Pasa, siéntate iré a buscar a Valentina.
- No es necesario disimular que te agrado.
- No lo disimulo, Samuel. Simplemente no me agradas, y me comporto bien por ella.
- ¿No te parece que la controlas mucho?- Estaba caminando y se detuvo, eso lo enfureció, jamás haría eso, ni permitiría que otro le dijera eso.
- No sé a qué mierda te refieres...
- Pero míralo desde ésta perspectiva, ella estaba bien en su departamento y la convenciste para que se viniera acá...
- Lo necesita, sólo la estoy protegiendo.
- La estás protegiendo pero bajo tus términos, casi suena egoísta. ¿Por qué no te quedaste con ella?- Se le acercó amenazante, pero Samuel sólo enderezó los hombros.
- No te das cuenta que sólo le haces daño al tener este comportamiento, Samuel. Deberías aprender a ser un mejor amigo, y sólo apoyarla. Porque yo no la he visto mal, de hecho hace mucho no la veía sonreír tanto.- Se dio cuenta que el tipo no le diría nada más, pero antes de abrir la puerta de la cocina, lo escuchó.
- Gaspar, los dos sabemos que terminarás con ella, y ahí estaré yo... Esperando el momento para volver a estar con ella...- La provocación estaba hecha, lo miró fijamente y se contuvo al ver a su madre acercarse a ellos, saludó risueña a Samuel y lo miró extrañada. No entendía su ceño fruncido.
- Bertita me dijo que Valentina iba caminando por el sendero.- Dijo ella, sin percatarse de la situación.
- Está bien.- murmuró saliendo. Iba apresurado, cuando vio su patineta. Sonrió recordando tantas anécdotas encima de esa tabla y se dirigió por el sendero encima de la patineta. Entre los montes y árboles vio a Valentina sentada mirando a la playa, pero entonces vio a Emilia.
Todas las alarmas se encendieron y miró a Valentina, buscando alguna muestra de lo que sucedía, pero sólo reía. Jamás imaginó lo que sucedería después, su hermana limó las asperezas con Valentina. Y caminó delante, entonces acarició la cintura de la mujer que tenía a su lado, y parecía que le había acumulado aire en los pulmones, se sentía orgulloso de haberla conocido, haberla presentado a su familia, y llevarla a su casa.
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Sabor a Mar [Completa]
RomansaPorque en la vida nunca bastaba, Gaspar creía conocer la felicidad plena junto a su novia, pero un día se da cuenta que nada de eso es real, anhela nuevamente esa libertad, ese deseo de volver a ser como antes. Dejando atrás una ciudad que lo vio na...