Capítulo 27

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Valentina Fuentes

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Valentina Fuentes

Caminó sin prisas por el sendero, ese lugar que ya se le había metido en el corazón, esa vista preciosa del océano frente a ella, ese lugar que Gaspar llamaba su hogar, pero que para ella había sido su refugio, su método de escape de una realidad que la atormentaba, día a día.

En ese momento se imaginó otra vida, más tranquila, con unos padres que la quisieran y consintieran, un hombre con el cual pudiera entregarse en cuerpo y alma. Pero en ese mundo no se podía tener, ni lo uno ni lo otro. Suspiró cansada y acongojada, los días en el yate con Gaspar la tenían más confundida que nunca. Ella quería ser diferente, quería demostrar que podía hacer eso sin meter tanto sentimiento de por medio, pero se dio cuenta que no era cierto.

El amor que sentía por ese rubio de ojos seductores, ya la tenían completamente trastocada, no podía sacarlo de su mente, ni tampoco alejarlo de su cuerpo, se necesitaban sin remedio, se deseaban sin restricciones, se amaban en la privacidad del dormitorio, pero saliendo de ahí, volvía a ser ese amigo tan especial, atento y sencillo. Pero entre ellos, no había nada fuera de esas cuatro paredes, llegando la noche, no era que no le gustara o le desagradara, pero había una espina que tenía metida hacía unos días, y es que sanando ya no habría nada que los mantuviera unidos.

Gaspar unos días después de la llegaba del yate, se despegó de ella comenzando a hacer pequeños trabajos con su padre en la empresa, sabía que ahí trabajaba Camila, pero no le dijo nada. Ni siquiera le preguntaba cómo era la relación entre ellos, encontraba que no tenía derecho de interferir. A ella le habían quitado el yeso del brazo, pero aún tenía que estar con el brazo en alto, y no podía hacer el menor de los movimientos bruscos. Y a pesar de poder hacer muchas cosas, siempre ayudaba en lo que podía y eso todos los valoraban, hasta Bertita que siempre vivía pendiente de ella.

Pero algo que Valentina no había dejado de hacer, era visitar a Emilia, intentaba hacerlo todos los días, fue ahí que se dio cuenta del deplorable estado de salud de la esposa de Vicente. Jamás preguntó algo relacionado, pero apenas andaba, su cuerpo había adelgazado más, como si eso fuera posible, y sus ojos los cubría un tono oscuro por las ojeras. A pesar de lo tenso de todo el ambiente, Camila no volvió a echarla, simplemente ignoraba su presencia, y con eso bastaba. Hilda agradecida de las conversaciones amenas de Valentina, siempre le tenía una taza de té preparada, y conversaban por horas. Cuando Vicente llegaba del trabajo, se dedicaba a ayudarlo en el jardín, y así sus días se pasaban volando.

No había vuelto a saber de Samuel, y aunque lo llamó varias veces, él no había contestado ninguna llamada. Eso le dolía, a pesar de todo había estado con ella, y sólo se había dedicado a apoyarla. La relación entre Emilia y Hugo parecía ir mucho mejor, de lo que pensaba ella. Siempre creyó que Hugo no quería un bebé, pero había demostrado lo contrario, al menos por esos días. Veía a Emilia, feliz y ansiosa. Tendría su primera ecografía en unos días más, y estaba inquieta. Porque a pesar de conocerla en tan poco tiempo, deseaba estar con ella, pero su amiga de toda la vida, Camila, no le permitía compartirla.

Sabor a Mar [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora