Capítulo 41

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Gaspar Ferrada

Después de dos semanas de arduo trabajo, en que iniciaron todo el proceso de restauración, tenían al menos la mitad del proyecto terminado cuando dejó Santiago, y se dirigió a Pichilemu, Gabriel había insistido la noche anterior que se fueran a tomar algo, y eso hizo que tuviera que salir esa mañana recién a su ciudad. Los días habían transcurrido con increíble rapidez, su mente no había tenido descanso, pero partía conforme con lo que se había logrado, ahora le habían enviado nuevos proyectos al correo, y se sentía mejor. Sobre todo con el que Vicente, le había enviado el día anterior y había titulado "Hogar de mi hija", sabía de quién trataba, y cuando vio el terreno se emocionó al tener de inmediato tantas ideas, tantos trazos, líneas, que cuando lo terminó sonrió sin darse cuenta. Si algún día ella lograba elegir ese plano, se sentiría orgulloso de saber que todas aquellas entradas de luz, las medidas de cada rinconcito de ese hogar, había sido diseñado por él.

Eso lo distraía y lo motivaba enormemente, sabía que había situaciones que solucionar, pero nada que no pudiera arreglarse. Al menos respecto a unos proyectos que asumió estando con Gabriel, y los horarios y días que tendría que viajar a Santiago.

Una hora y media después llegado a su pueblo, se fue directo a la casa, no vio a nadie cerca así que partió a su habitación. Cuando entró vio su cama deshecha y sintió un aroma diferente, pero creyó estar alucinando al sentir ese olor ahí, se duchó y cambió su ropa. De salida, pasó por la habitación de su hermana, y la encontró vacía, algo poco habitual, ya que Luz siempre dormía a esas horas, sobre todo siendo domingo, todo el mundo siempre descansaba hasta tarde. Bajó a la cocina, se preparó un café y vio entrar a Bertita.

-Gasparcito, no avisó que llegaría temprano. ¿Qué tal todo por Santiago?

- Muy bien, Bertita. ¿Dónde están todos?- Bertita de inmediato adquirió un gesto nervioso, y no sabía al parecer qué decir.

- Hugo ha salido de prisión preventiva, lo han liberado antes...

- Pero ¿Cómo es eso posible?- Los nervios traspasaron su piel, y tensó la mandíbula.

- Hubiese visto como estaba la señorita Emilia, y la señorita Valentina...

- ¿Qué le pasó a Valentina?- Preguntó exasperado.- ¿Cuándo pasó esto?

-Ayer, llegó sin previo aviso, y no se quedó callado cuando vio que Valentina la reconocieron como hija, y le dijo muchas cosas. Anoche la niña durmió en su cama, y parecía bastante alterada, y no quiso conversar con nadie. Estuvo esta mañana don Vicente, y sólo él la pudo convencer que volviera...

- ¿Y Hugo?

- Está en su casa, Emilia está con tus padres y la niña en la casa del lado. Todos están allá, menos Diego y mi niña que se fueron a entregar las invitaciones a Talca*.

- Me alegro al escuchar eso, Bertita.- Estaba por dejar el café a medio camino y salir a donde estaba su familia, pero entonces retrocedió, se sentó en la isla, y comenzó a preparar un sándwich.

- ¿No irá a ver a Valentina?- Le preguntó Bertita mirándolo extrañada. Pero entonces se quedó pensativo, y negó con la cabeza. La mujer en silencio salió de la cocina, y lo dejó solo.

Montones de cosas vinieron a su mente, se sirvió otro café y salió a la terraza. Estaba mirando Instagram en su celular, Valentina parecía haber tenido más actividad en su cuenta durante los días que no había estado, salidas con Emilia y Luz, café en las mañanas, y trotes al amanecer por la playa, había una foto que él le había sacado hace mucho tiempo en la playa, salía ella mirando el horizonte y su cuerpo se vislumbraba como una sombra naranja en contraste con el oscuro mar; sin darse cuenta presionó muy rápido y el corazón apareció, anunciando que había dado "Me Gusta" a su foto, estaba mordiéndose el dedo índice, nervioso por lo que había hecho, cuando escuchó los pasos apresurados de alguien por el sendero, levantó la mirada, y sólo alcanzó a ver el pelo castaño de alguien que corría a la playa.

Sabor a Mar [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora