𝟏𝟎𝟎 𝐑𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 (𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭)

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Karina y América han estado extrañas todo el día. Sospechoso.

—Entonces... ¿Por qué preparamos lasaña? —digo, rayando obedientemente el queso con el rayador.

—Porque a... Porque nos gusta. Ahora cállate y continúa con tu deber —contestó América, señalandome con la cuchara de palo—. Y no te quejes, o te vas de mi cocina, estás avisado, hermanito.

—América, deja de hablar como si fueras una mafiosa —murmuró Karina, negando con su cabeza—. Tienes nueve años, por dios, no amenaces a tu hermano.

—¡Mamá! ¡Gilbert me amenaza todo el tiempo diciendo que Anne ya no será mi amiga si lo trato mal!

Sonreí inocentemente cuando Kary me miró con el ceño fruncido. Ahora ella me señaló con una cuchara de palo.

—Y tú, señorito Blythe, deja de amenazar a tu hermana con Anne o yo iré y le diré a Anne que ya no sea amiga de ninguno de los dos.

América y yo abrimos nuestras bocas en indignación.

—¡Es mi novia, no mi amiga! —exclamo enfurruñado.

—¡Es mi futura hermana política, mamá! —grita América, enfadada.

Karina sonríe, y antes de que pueda decir algo, el timbre suena. De inmediato señalo a América.

—Yo no voy a abrir.

—¡Pero si tú estás más cerca, Gilbert!

Solté un bufido y me levanto para ir a abrir la puerta. Esto de tener hermanos... Era tan feliz siendo hijo único...

Y, la sorpresa me la llevo yo cuando al abrir la puerta, me encuentro con el amor de mi vida que tiene una pequeña maleta y una caja con un envoltorio de regalo.

—¡Feliz navidad! —chilló, abrazándome. Me mantuve atónito, pero claro, Anne estaba emocionada—. ¡Te extrañé mucho!

La abracé fuertemente dejando que sus cosas cayeran al suelo y luego la besé. Dios mío, ¿esto es real?

—Estás aquí —susurre, mirando sus hermosos ojos.

—Estoy aquí —contestó, abrazando mi cuello—. Esta es mi sorpresa.

—Razón noventa y dos: como amo tus sorpresas. Joder, ven aquí y no te separes nunca de mi. No de nuevo. Jamás.