Ella: Creo que volveremos en dos días más, Gilbert.
Yo: ¿Están bien?
Ella: Bueno, un poco tristes, pero ya fue el funeral y ahora estamos ayudando a su esposa. Dora y Davy están aquí conmigo, llorando. Después de todo, fue su padre el que murió. Hablando de eso, ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien?
Yo: Claro, me siento perfecto, pero te extraño. Ya sabía que eras demasiado relevante en mi vida, ¿ves? Te necesito mucho. Pero tranquila, puedo esperarte por dos días más. Y te aviso, cuando vuelvas no te voy a soltar. Me temo que tendrás que vivir conmigo porque, como dije, no te dejaré ir.
Ella: Me parece que tendrás que hablar con Marilla sobre irme a vivir contigo. Es probable que no lo permita, joven Gilbert.
Yo: Ah, pues, entonces te quedas en tu casita y me vienes a ver o yo te voy a ver. Es que Marilla... me da miedo, perdón.
Ella: JAJAJAJA, amo como le tienen miedo todos y ella ni se entera mientras ve sus telenovelas.
Yo: Pero un día vamos a vivir juntos, joven Anne, y ahí si que no te librarás de mi. Mi razón número cincuenta y dos es que puedo soñar un futuro juntos aún cuando ni siquiera has aceptado ser mi novia. Aunque, vamos con calma. ¡Me dijiste que a la setenta y uno ibas a aceptar ser mi novia! Así que, prepárate, porque los días pasan rápido, Roja.
Estaba esperando su mensaje, pero un sollozo hizo que apagara el celular y partiera en busca del sonido.
—¿Karina? ¿Estás bien? —pregunto, abriendo la puerta de su habitación.
La habitación de ella y papá.
Mis ojos se ponen sobre ella. Está recostada en la cama, con una foto entre sus manos. Su mirada es perdida mientras de sus ojos caen lagrimas.
—¿Kary?
—No te preocupes —susurró, apretando la foto contra su pecho—. Estoy perfecta.
Me recordé a mi mismo diciéndole eso a Anne. Que estaba perfecto.
Solo para que no se preocupara.
Me acerqué a la mujer que ha sido mi madre por todos estos años y me arrodille a su lado.
—No tienes que fingir ser fuerte —mascullé, tomando su mano—. No conmigo.
Ella la apretó.
—Era el amor de mi vida, Gilbert —sollozó, con las lágrimas cayendo y cayendo—. Es algo horrible perder a la única persona con la que te sentiste comprendida. La única persona que te apoyó en cualquier momento. Tu padre era mi otra mitad. John era para mi lo que es Anne para ti. Debes entender ese sentimiento.
—No tienes idea de cuanto lo entiendo.
—Y se fue, Gilbert. Sé que tengo que mantenerme fuerte por ti y por Mer, pero me duele el alma. Me siento demasiado perdida. Se siente su ausencia. Se siente demasiado.
—Lo sé —susurré, apoyando mi frente en su mano—. Lo sé. Yo también lo extraño, pero juntos vamos a salir adelante. Va a llegar un día en el que su recuerdo no será algo doloroso, sino que algo hermoso. Vamos a estar juntos. Con Mer. Soy tu hijo y tú eres mi madre, eso nunca va a cambiar. Nos apoyamos el uno en el otro, ¿de acuerdo? Estamos juntos.
Me miró, con una sonrisa dolorosa que me llegó al alma.
—Eres un buen chico, Gilbert. Y tu padre estaba orgulloso de ti. Yo también lo estoy.
—Gracias —musité.
—Y, te pido que hagas lo mismo con Anne. Ella se preocupa por ti y no creas que no se ha dado cuenta de que le estás mintiendo. Es una buena chica y quiere verte bien. Dile como te sientes. Apóyate en ella. Tú tampoco estás solo.
Sonreí, apenas siendo consciente de las lágrimas en mis mejillas.
—Lo sé. Ella es el amor de mi vida, después de todo.
ESTÁS LEYENDO
𝟏𝟎𝟎 𝐑𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 (𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭)
Fanfiction-¡No me interesa, Gilbert! ¡No tienes razones para quererme, no tienes razones para amarme! Solo... solo apártate de mi. Fruncí el ceño, la tomé del brazo y la obligue a mirarme. Sus ojos estaban cristalizados. -Tengo cien razones para amarte, Anne...