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Entré a mi casa. La que me vio crecer. Esa casa que había sido la causante de mis dolores por los recuerdos que tenía, pero también la que estuvo en cada instante que papá estaba bien. Vivo.

Mentiría si dijera que no me dolió. Demonios, dolía mucho. Pero de eso se trata intentar superar una muerte. No será en un mes o dos. Quizá se tarde años, o seis meses, pero cada día duele menos, hasta que dejará de doler de esta forma y el recuerdo de mi padre se mantendrá en mi mente como siempre lo fue para mi: el mejor.

Habíamos estado acomodando nuestras cosas. América se tardó en ordenar todas sus inmaculadas muñecas, Karina en guardar sus platos y vasos y yo... Ahora que lo pienso, no hice mucho, porque no es como si tuviera muchas cosas.

Hoy era 31 de diciembre, y el último día de las razones. Faltaban dos minutos para las doce y entrar a un nuevo año. Esperé todo el día para poder decirle a Anne la última razón, y aquí estaba, viéndola en esos vestiditos que tanto me encantan, mientras miramos las estrellas en el patio trasero de su casa. Davy escapa de una América furiosa porque este le jaló la gruesa trenza negra y Mer le lanza todo lo que encuentra a su paso. Dora y Marilla, sentadas como todas unas señoras, conversan con Karina y Matthew de un no sé qué. Todos esperamos tranquilamente que pasen los minutos.

Tomé la mano de Anne, dejando un beso en sus nudillos. Ella me sonrió.

—Última razón —susurré, abrazando su cintura para acercarla a mi. La quería lo más cerca posible—. La razón número cien es que todo tu ser es perfecto. Eres una mezcla de alegría, dulzura, un carácter bastante fuerte, un corazón amable y... Y eres la chica que amo. La que amaré por el resto de mi vida. —Apoyé mi frente en la suya y cerré mis ojos—. Esta razón viene con una promesa.

—¿Una promesa?

Asentí, manteniendo mis ojos cerrados. Sentí sus manos en mis mejillas.

—Te prometo, por la luna, las estrellas, el mar, la tierra, todo en este maravilloso mundo, que si decides ser mi novia, no habrá un día en el que la felicidad no alcance nuestras vidas. Y más que mi novia, quiero que seas mi compañera de vida, Anne. Te amo, con todo mi corazón. Solo quiero estar a tu lado y formar parte de tu historia. Es lo que quiero. 

Finalmente abrí mis ojos, encontrándome con esa mirada oceánica cristalizada.

—Eres parte de mi historia desde el primer día que apareciste en mi vida —susurró—. Y lo seguirás siendo por el resto de nuestras vidas. Juntos. Sí, oficialmente soy tu novia y tú eres mi novio, Gilbert. Te amo.

Entonces escuché el sonido de festejo de todo el mundo. Abracé a Anne y di una vuelta con ella en mis brazos, sintiéndome el chico más feliz del mundo. Fue el mejor recibimiento de año nuevo.

—Y... ¿te casas conmigo? —pregunté, como todas las veces que anteriormente lo había preguntado.

—Claro que sí, Blythe. Más te vale que no te arrepientas.

—Jamás, Shirley, jamás.

Anne sonrió. —Perfecto.

—Oficialmente —susurré contra sus labios—, esas fueron mis cien razones para amarte.

FIN

***

Terminó.
Terminó y sigo sin creérmelo.
Ay, estoy llorando. ¡100RPA TERMINÓ!

Mil gracias a ustedes, que estuvieron esperando pacientemente los capítulos, apoyando y comentando. Realmente escribir esta historia me hizo muy feliz y espero que les haya gustado.

Y.... van a haber extras, claro que sí. Tengo un poquito más que narrar sobre esta historia.

Ademáaaaaaaas... falta la sorpresita. Bueno, las sorpresitas. 
Les amo.
–Lux💫

𝟏𝟎𝟎 𝐑𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 (𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora