—Sigo sin entender por qué te sigo en todas tus locuras.
Gilbert Blythe le sonrió a su hermosa novia, mientras escribía sus nombres en la libretita del hombre.
—Porque me amas, dah.
Anne Shirley-Cuthbert suspiró. Ese día era su cumpleaños número dieciocho y lo primero que hizo fue tomar los pasajes del avión y partir a Las Vegas, siendo arrastrada por su ansioso novio. En el trayecto se había comprado un sencillo vestido blanco y el chico iba de traje. ¿Qué iban a hacer? Una locura.
Se iban a casar. En Las Vegas. Con los dobles de Elvis Presley y Marilyn Monroe de testigos. Sin decirle a nadie más.
La pelirroja ya se estaba arrepintiendo, pero Gilbert estaba pletórico de felicidad firmando papeles. La verdad es que el pelinegro había ganado por cansancio. Desde el primer dia de su noviazgo había estado insistiendo con aquella boda soñada.
Y, aquí no se miente, Anne tenía curiosidad de cómo sería casarse en Las Vegas.
—¿Señor Blythe, señorita Shirley-Cuthbert? —dijo el que oficiaba las ceremonias—. Por favor, acompañenme al lugar en el que se dará la ceremonia.
El hombre dio media vuelta y Anne jaló de Gilbert, evitando que este fuera felizmente.
—Ya me arrepentí —susurró Anne, asustada—. Nos vamos. Ya no quiero.
Gilbert frunció el ceño. —¡Pero si tú propusiste que vinieramos aquí!
Ups, eso era cierto.
—¡Es que...! ¡Gilbert, dios, somos muy jóvenes!
—¿Y qué? ¿No fueron Travis y Abby los que se casaron también en Las Vegas? Déjame recordarte que ellos tenían entre 19 y 21 años, bonita.
—No metas Maravilloso Desastre en esta historia, Gilbert Blythe.
El pelinegro tomó las manos de Anne, intentando transmitirle confianza.
—¿Qué es lo que te aterra? —preguntó él—. ¿Qué pasa? Sabes que puedes decirme todo lo que quieras.
Anne suspiró. —Creo... creo que eres muy joven... e idiota... e impulsivo. No quiero que cometas un error. Este error. Siento que... siento que va a pasar el tiempo y te vas a arrepentir de unirte a mi. Y no quiero, dios, no quiero que seas infeliz. Yo... —se calló de golpe al sentir como los dedos de Gilbert se posaban en sus labios delicadamente.
Él ya no estaba sonriendo. Tenía los labios apretados.
—¿Eres infeliz a mi lado? —inquirió Gilbert, tomando las mejillas de Anne sin perder esa delicadeza—. ¿Te arrepientes de ser mi novia?
—¡No! ¡Claro que no!
—¿Y por qué crees que yo lo soy? Joder, Anne, lo que más quiero es estar toda mi vida junto a ti. No me voy a arrepentir.
—Pero...
—¿Esas son tus excusas para no casarte conmigo, Anne Shirley-Cuthbert?
Los recuerdos inundaron la mente de Anne, aquello que había pasado hace dos años atrás. La misma pregunta. ¿Esas eran sus excusas? Dios, lo amaba. Amaba a Gilbert. Y él la amaba a ella. Se lo había demostrado de una y mil formas.
—Bonita —susurró él, abrazándola—, si quieres dudar de lo que sientes por mi, está bien. Sin embargo, jamás te atrevas a dudar de lo que yo siento por ti. Eso no cambia. Mis sentimientos no cambian.
La pelirroja suspiró. —Solo quiero que seas feliz.
—Mi felicidad está contigo. Siempre.
Y finalmente, ella sonrió. Necesitaba un poco de seguridad para saber que estaba haciendo las cosas bien.
Gilbert se separó de Anne, también sonriendo, y luego se fueron felizmente a la capilla, en donde estaban esperándolos.
Comenzó la ceremonia, y jamás se vio a una novia más feliz ni a un novio tan nervioso y ansioso. Elvis Presley y Marilyn Monroe estaban llorando por los votos de Gilbert y Anne, que desbordaban amor y alegría.
La boda perfecta para dos locos enamorados como Anne y Gilbert.
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𝟏𝟎𝟎 𝐑𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 (𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭)
Fanfiction-¡No me interesa, Gilbert! ¡No tienes razones para quererme, no tienes razones para amarme! Solo... solo apártate de mi. Fruncí el ceño, la tomé del brazo y la obligue a mirarme. Sus ojos estaban cristalizados. -Tengo cien razones para amarte, Anne...