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Probablemente me castigarían por esto, pero me importaba bastante poco. Estaba caminando de puntillas, sabiendo que todo el mundo estaría en clase ahora mismo. Anne tenía clase de deportes, por lo que estaba en el gimnasio. Miraba frecuentemente por encima de mi hombro, viendo que el conserje no estuviera vigilando por aquí.

Entré a la oficina del director. No, no había nadie porque estaban en una junta con el consejo estudiantil de Avonlea y de otra escuela. Realmente iba a ganarme una regañina.

Active la mesa de sonido. El micrófono que estaba a un lado también había prendido. Conecté el celular, poniendo la canción. Tenía aproximadamente treinta segundos antes de que tuviera que empezar, así que apenas la puse, corrí al gimnasio.

La melodía sonaba, mientras yo corría con el micrófono en mano. Al llegar al gimnasio, toda la clase de Anne estaba preguntándose que demonios había pasado. Justo al momento en el que llegué, tenía que cantar.

You're just too good to be true
Can't take my eyes off of you
You'd be like Heaven to touch
I wanna hold you so much
At long last, love has arrived
And I thank God I'm alive
You're just too good to be true
Can't take my eyes off of you —canté, señalandola.

Su cabello pelirrojo caía en mechones desordenados. Tenía un uniforme de deporte que le quedaba un poco grande, pero se veía igual de hermosa. Anne tenía sus manos tapando su rostro de la vergüenza. Podía ver como todos aplaudían al ritmo de la canción mientras yo daba todo de mi para cantar.

I love you, baby
And if it's quite alright
I need you, baby
To warm the lonely night
I love you, baby
Trust in me when I say
Oh, pretty baby
Don't bring me down, I pray
Oh, pretty baby
Now that I've found you, stay
And let me love you, baby
Let me love you.

Me acerqué a paso lento, ante las miradas de todo el mundo. ¿Qué puedo decir? Si vas a decirle a la chica más hermosa del mundo que tus sentimientos son reales, hay que hacerlo en grande.

La canción continuaba, pero ya no estaba cantando. Mis labios rozaron su oreja, susurrando:

—Segunda razón; las palabras que salen de tu boca no son estupideces. Sabes perfectamente que decir en el momento indicado y en vez de hablar, pareciera que declamas un poema, una rima o un verso compuesto desde lo más profundo de tu alma.

Ella se quedó estática por un momento, con una expresión que no supe identificar como buena o mala.

Entonces escuché la voz del director.

—¡Gilbert Blythe! ¡A mi oficina ahora!

Le sonreí a la pelirroja, di una reverencia a todo el mundo antes de correr para que no me atraparan. Lastimosamente, si me atraparon y estoy castigado. Pero valió la pena.

𝟏𝟎𝟎 𝐑𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 (𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora