Le había escrito otra carta a Anne.
Anne, diosa de mi corazón:
Voy a extenderme lo menos posible, más aún porque al lápiz que me prestaste ya no le queda tinta.
Razón número 18: tienes unas manos muy bonitas. Dirás, ¿qué demonios tienen que ver mis manos en esto? Es que, no lo sé, me parecen que son muy lindas. Los dedos delgados, las uñas pintadas de un celeste que apenas se nota y el hecho de que siempre llevas un anillo que te regaló el señor Cuthbert para tu cumpleaños número trece.
Dejame a mi con mi locura.
Y no voy a dejar de preguntarte esto hasta que aceptes.
¿Quieres casarte conmigo?
Podemos irnos a Las Vegas.
Tengo los pasajes.Con amor,
Gilbert, el presidente del club de fans de Anne Shirley Cuthbert.Ya que ayer no la había podido ver en todo el día y hoy tampoco podría hacerlo, me había decidido a ir a la biblioteca para entregarle la cartita. Le había puesto un "Señorita Shirley-Cuthbert" en el sobre y una estampilla de Miami, porque excéntrico se nace, no se hace.
Bueno, me hubiera tardado menos de no ser porque me di cuenta de que había una pelea en el salón de química y yo como buen aprendiz de Rachel Lynde, fui a informarme de que este acontecimiento.
Y me esperé de todo, menos que Ruby y Anne estuvieran liándose a golpes, jalones de pelo, y diciéndose cosas muy feas.
Ni que decir que corrí para separar a la pelirroja de la rubia, que al momento de verme, comenzó a llorar como la mismísima Regina George. Hablando de eso, tengo que volver a ver Mean Girls.
Tomé a Anne de la cintura, separándola de Ruby.
—¡Sueltame! ¡Que yo la mato! —gritaba, completamente fuera de sí. Parecía poseída.
—¡Está loca! —exclamó Ruby, señalandola con miedo.
—¡¿Loca?! ¡¿LOCA YO?! ¡Querías romperme la ropa! ¡De no ser por Diana, no me entero de que ya tenías la mitad de mi camiseta cortada! —Y efectivamente, dejando ver una de las tiras de su sostén, se notaba como la camiseta estaba cortada.
Igual me perdí un poco de la situación cuando me puse a contar las pecas que habían en lo que se podía ver de su espalda, pero volví a la realidad cuando Anne finalmente se calmó.
—¿Por qué hiciste eso, Ruby? —le pregunté intentando sonar lo más amable posible.
Es que le había hecho algo a Anne. Me enojaba que cualquiera le hiciera algo.
Ruby lloró desconsoladamente y saltó a mis brazos, provocando que Anne se hiciera a un lado con los brazos cruzados y mirándola con enojo.
—Ella dijo que yo jamás tendría oportunidad contigo, Gilbert —sollozo.
Es que no tienes oportunidad conmigo, Ruby. No mientras viva Anne.
—¡Serás mentirosa!
Esa fue la indignada voz de Anne.
—Es verdad, además de que la llevas molestando todo este tiempo. —Billy se cruzó de brazos—. Eres mala, pequeña huérfana.
—No le hables así, Billy —le dije, frunciendo el ceño—. Y le creo a Anne. Ella no haría algo así.
—¡Y no lo hice!
Acabo de caer en cuenta que no tiene sus lentes.
No me cuesta mucho encontrarlos en el suelo, rotos. El vidrio está quebrado, el marco, partido por la mitad.
De pronto, toda la clase comienza a culpar a Anne. Excepto Diana, que comienza a decirles que son unos mentirosos. Ruby sigue llorando.
¿Por qué todos mentían? Le creo a Anne. Es el ser más puro que hay. No molestaría a alguien.
Dejé a Ruby sentada en una silla, sin importarme que me llamara y tomé a Anne del brazo para sacarla del salón.
Ella miraba el suelo con enojo, como si él fuera el causante de todos sus problemas.
—¿Estás bien? —pregunté, deteniendonos fuera del baño de chicas. Ella asintió, sin mirarme demasiado y yo me quedé ahí fuera, esperando que hiciera lo que tuviera que hacer.
Ahí fue cuando escuché a dos chicas que pasaban por mi lado, decir que Ruby había reemplazado a Josie, al parecer. ¿Por qué reemplazado? Josie estaba en otro lugar por la muerte de su tía. Sus padres le permitieron ir a donde sea que fuera para que se sintiera bien.
Y el hecho de que Ruby la estuviera reemplazando significa que ahora ella va a molestar a Anne.
La pelirroja tardaba mucho y cuando escuché unos sollozos, no lo pensé mucho y entré al baño de chicas. Anne estaba sentada en el suelo, en un rincón , apoyando su cabeza entre las piernas y moviéndose al compás de su llanto.
La escena me dejó paralizado por un momento.
Y me recordó el día en el que América, con siete años, llegó llorando a casa, diciendo que le habían roto su uniforme porque la molestaban.
Se encerró en su habitación. No salió en todo el día. Me metí por la ventana para poder verla y estaba de la misma forma que Anne.
Me acerqué, lentamente y me deslice a su lado. La América de ese día era muy callada. Apenas decía cosa alguna. Y me contó a duras penas sobre lo que había pasado. Ni siquiera hay que aclarar que le conté todo a mis padres y efectivamente, estaba sufriendo bullying por su forma de ser, porque los demás no la aceptaban.
Miré a Anne, con el corazón apretado y pasé mi brazo por sus hombros, atrayendola a mi.
Ella se aferró tanto a mi pecho, con tanta pena, que por un momento no supe que hacer. Luego la abracé.
Pero de pronto, dejándome extrañamente confundido, se separó de golpe, poniendo aproximadamente unos metros entre nosotros. No me miró cuando dijo las siguientes palabras.
—¿Puedes dejarme sola... por favor? —lo dijo con la voz muy quebrada.
Era como una tacita de porcelana china que en cualquier momento se caería y rompería en mil pedacitos.
Asentí, pero antes de irme le extendí la carta.
—Espero que te anime un poco —susurré, dejando un beso en su frente y yéndome muy en contra de mi voluntad.
Pero ella quería estar sola.
Y yo respeto decisiones, por más que las odie, las respeto.
Salí del baño, justo al momento en el que Diana venía corriendo. Sus ojos chocaron con los míos y me miró con enojo.
—Sabía que siquiera entablar una amistad contigo le haría mal a mi amiga —me dijo, poniendo sus manos en su cintura—. Pero no creí que permitieras esto. Si tan comprometido estabas, debiste dejarla en paz. Aún más por el hecho de que Anne, muy a diferencia de ti, es vulnerable.
Y con eso, entrando al baño, me dejó completamente confundido.
***
Yo les dije que iba a tener un final feliz, pero también dije que es probable que lloren. Además, todo iba demasiado bien, al igual que en Enigma. Las cosas van muy bien y de pronto ¡paf! Pasa lo malo.
Besitos, los amo💛
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𝟏𝟎𝟎 𝐑𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 (𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭)
Fanfiction-¡No me interesa, Gilbert! ¡No tienes razones para quererme, no tienes razones para amarme! Solo... solo apártate de mi. Fruncí el ceño, la tomé del brazo y la obligue a mirarme. Sus ojos estaban cristalizados. -Tengo cien razones para amarte, Anne...