—¡Eres un pervetido, Gilbert Blythe, yo no te tenía así!
Me carcajee, y el castaño a mi lado me quitó la computadora, también riendo.
—Cálmate, reina, que tu Romeo fue influenciado por mi mente corrompida y perversión —dijo Roy, encogiendose de hombros—. Y te envió ese mensaje porque perdió una apuesta.
Anne alzó una ceja. —¿Qué apuesta?
—Que podía sobrevivir un día sin pensar en ti. No pudo, pobrecito, está demasiado metido en las redes del amor...
—Lo siento, no puedo dejar de pensar en mi futura esposa —hablé, sonriendole.
Ella negó con la cabeza y terminó sonriendo. Roy me dio un codazo antes de levantarse, alegando que él ambiente se había puesto muy meloso y eso no era lo que él necesitaba.
—Joder, te ves hermosa —murmuré cuando se levantó. Llevaba un vestido de flores y eran pocas las veces que la veía con vestido. Un deleite a la vista mortal—. ¿Vas a salir?
—Sip. Iremos con Dora y Davy a una función de teatro. Pensé que les gustaría animarse un poco.
—Razón ochenta y tres, ni la mala calidad de la cámara de Skype podría hacer que te veas menos hermosa. Diosa, reina, divina, cásate conmigo.
Sonrojo. Amo cuando se sonroja.
—¡Deja de pedirme que me case contigo! —chilló, cruzandose de brazos. Pero la sonrisa se mantenía—. Ni siquiera somos novios...
—Ah, pero eso es porque tú no quieres, Roja. Yo anhelo que seas mi novia desde la razón uno y mucho antes.
—Ya te dije que quiero escuchar todas tus razones.
—Uf, lo único que me consuela es que ya quedan diecisiete o dieciséis razones. Lo que significa que pronto, tú, Anne Shirley-Cuthbert, Alias "Roja y Bonita", serás mi novia y en un lapso de tiempo, mi esposa, para después proceder a ser la madre de nuestros hijos y después estar juntos por el resto de nuestras vidas.
—Escucharte hablar del futuro es algo que me encanta. De verdad.
—¿Y es el futuro que quieres? —inquirí, sonriendole más adorable que nunca.
—El único futuro que veo, es contigo.
ESTÁS LEYENDO
𝟏𝟎𝟎 𝐑𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 (𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭)
Fanfiction-¡No me interesa, Gilbert! ¡No tienes razones para quererme, no tienes razones para amarme! Solo... solo apártate de mi. Fruncí el ceño, la tomé del brazo y la obligue a mirarme. Sus ojos estaban cristalizados. -Tengo cien razones para amarte, Anne...