Extra 3

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Apenas llevaban un mes de casados cuando la desgracia zurcó los cielos y cayó sobre el pobre Gilbert Blythe.

Su joven esposa estaba enfadada.

Muy enfadada.

La verdad era que prefería no enfrentarla solo, porque sería suicidio de su parte. Y aún no quería morir.

Avanzó por la calle, corriendo como alma que lleva el diablo.

Podía sentir que su hora de partida estaba cerca.

Al llegar, casi vio la casa con adoración.

Corrió más rápido y al llegar a la puerta, golpeó sin control. Miraba continuamente hacia atrás en el proceso.

La puerta fue abierta por Karina, que no entendía que estaba pasando.

Gilbert entró con rapidez y huyó a la habitación de América. Anne no lo mataría si estaba con la niña. Su hermanita lo defendería hasta la a muerte... ¿Verdad?

—¿Qué quieres? —inquirió Mer, levantando su vista de la computadora. Tenía los ojos llorosos y su nariz roja.

Gilbert había entrado de pronto y no le dio tiempo de fingir que no estaba llorando por la muerte del ya anteriormente muerto, Itachi Uchiha, mejor conocido como su futuro esposo y el personaje 2D por el cual estaría dispuesta a cambiar a su hermano sin dudarlo.

—¡Necesito esconderme! —chilló Gilbert, arrodillándose ante ella. Sabía que su hermana lo defendería... hasta cierto punto. Mejor recurría a su mejor técnica: Jutsu de Soborno—. ¡Te compraré todos los mangas de Naruto si me dejas esconderme aquí y me proteges con tu vida de Anne que quiere mi cabeza!

La chica con doce años no entendía que pasaba, pero fuera lo que fuera, tenía en frente un buen trato que nadie en su sano juicio rechazaría a menos que fuera estúpido o no tuviera sentido alguno de raciocinio.

—Va, te puedes esconder en el armario —se encogió de hombros.

El pelinegro sonrió, pero todo rastro de sonrisa se fue cuando escuchó la voz de su queridísima esposa.

Sin pensarlo dos veces, entró en el armario, rogando al cielo que Anne lo buscara en otro lugar.

Mientras tanto, en la planta baja de la casa de Karina, Anne entraba con el rostro rojo de enojo.

—¡GILBERT BLYTHE, TE JURO QUE COMO NO TE ENCUENTRE, VOY A ASESINAR A TU TRITURADORA FAVORITA!

Karina la observó.

—¿Pasó algo?

Con una sonrisa adorable, volviendo a ser esa tierna chiquilla de siempre, negó.

—No se preocupe, señora Karina, solo es su hijo haciendo cosas que no debería hacer solo por morbo —respondió dulcemente—. De casualidad, ¿no sabrá dónde está?

—Oh, creo que subió al cuarto de América. Entró gritando su nombre.

—Muchas gracias, señora Karina. Perdóneme por gritar en su hogar. —Y volviendo la mirada al frente, comenzó a subir las escaleras con gesto asesino—. Gilbeeeeeeeert, saaaaal, no te haré nadaaaaaaa.

Gilbert pensó que el amor de su vida podría ser fácilmente la voz de una muñeca asesina. Ese cántico terrorífico le había calado los huesos de miedo.

Ya estaba rogándole a cualquier dios que se le cruzara por la mente, cuando la puerta de la habitación de su hermana se abrió lentamente.

Aguantó la respiración.

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𝟏𝟎𝟎 𝐑𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 (𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐱 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora