Tropiezo Con El Amor[#1 Coincidencias Del Amor] Completa ✅

Capitulo 28.Ya no somos amigos

Capitulo 28.

—Quedaron hermosas, felicidades de nuevo.—nos dice el fotógrafo de la revista entregándonos el portafolio con las fotos de la boda.—Gracias—asentimos .

Salimos de ahí.

Las reviso, hay muchas de la familia, de la familia con nosotros, del baile, de nosotros picando el pastel, de nosotros hablando, comiendo, riendo.

Que buena actriz soy.

—Somos buenos, ¿cierto?—me hizo volver a la realidad Sebas mirando el albúm de fotos—Los mejores—respondí riendo.

—Nos vamos a tomar el día, ¿compras?—sugirió y lo vi como niña en parque con una gran sonrisa.

—¡Nunca diría que no a eso!—me le abalancé encima.

—Y ¿crees que no lo se?, una manera de disculparme—me tomó de la mano para caminar.

De por si ya estamos en un centro comercial.

—¡Vamos!—lo jale conmigo a una tienda.

Hay ropa tanto de dama como de caballero.

En cuanto entre me aleje de él, total puede elegir solo.

Hay variedad de colores en tonos crema, vi que esta temporada están a la moda.

—Eres como una niña en dulcería, adelante tienes acceso ilimitado—lo mire interrogante.

—Te lo debo por los malos ratos, ten, yo estaré por allá escogiendo algo.—me pasó una tarjeta dorada, no lo preguntaré dos veces.

Agarre abrigos, para el viaje claro, unos vestidos color crema, blanco y champán, son casuales y elegantes a la vez.

Unos tacones nude y listo, esto era lo que me hacia falta.

—Al parecer lista, vamos a pagar.

Mire de reojo la pila de ropa que traía, ¿es en serio?, los mismo colores.

—No me veas así, copiona.—expresó con sarcasmo.

Le pase la tarjeta a la chica de la caja, nos embolso todo y salimos.

—¿Ahora?—pregunte alzando una ceja.

—A la joyería.—lo mire curiosa.

—Puedes escoger lo que quieras, pero lo que voy a pasar buscando no lo vas a ver todavía—íbamos caminando cada uno con una bolsa beige con el logo de la tienda en dorado.

Entramos a la joyería imperio.

—Buenas tardes, vengo a recoger un pedido a nombre de Sebastián Hamilton. —le dijo al gerente.

—Ya traigo su pedido, compermiso.

—Causas seguido esa reacción en las personas—lo mire divertida—¿Cuál reacción?—se hizo el desentendido.

—Ese pánico repentino de quedar bien contigo, y esos nervios locos de corre o te desmayas.—puse los ojos en blanco.

—Al parecer eres la única que se resiste a mi encantos—se acercó, espacio personal amigo, aléjate por tú bien.

—Al principio no, pensé una semana en ti cuándo te conocí. —admito.

Su sonrisa creció, me arrepentí de haber dicho eso.

—¿Crees que yo no?, de hecho me prohibieron acercarme a ti, y no hice caso.

—Aquí esta.—dijo el gerente y le paso una casa cuadrada mediana a Sebas.